Se cumplen tres semanas de protestas, tras el golpe de Estado de los militares, el 1 de febrero.
Dos nuevos manifestantes muertos en Birmania, cuando se cumplen tres semanas de protestas, tras el golpe de Estado de los militares. Han fallecido en Mandalay, la segunda ciudad del país.
Según testigos, la policía utilizó munición real, además de balas de goma y gases lacrimógenos, para reprimir una marcha en apoyo de trabajadores de astilleros, en huelga por unirse al movimiento de protesta, y a los que las autoridades querían forzar a trabajar.
Quienes estuvieron allí lo describen como "una zona de guerra".
Con estas dos nuevas víctimas, el número de muertos asciende a tres, tras el fallecimiento, el viernes, de una joven de 20 años, Mya Thwe Thwe Khine, participante en el movimiento de desobediencia civil, alcanzada por una bala real de las fuerzas del orden.
Los manifestantes reclaman el retorno de la democracia y la liberación de los líderes birmanos, tanto en las protestas como con grandes mensajes escritos en las calles de Rangún, la mayor ciudad del país.