Miles de manifestantes desafían con nuevas movilizaciones a la Junta militar birmana que perpetró un golpe de Estado el pasado 1 de febrero. Reclaman la abolición de una Constitución, muy favorable al Ejército, y la vuelta a sus funciones del Gobierno civil.
Miles de manifestantes desafían con nuevas movilizaciones contra la Junta militar birmana que perpetró un golpe de Estado el pasado 1 de febrero.
Con el país conmocionado por la muerte de dos personas por disparos de las fuerzas de seguridad, durante las protestas del sábado, el Movimiento de Desobediencia Civil (CDM) mantiene el pulso.
A estas dos víctimas mortales hay que añadir una tercera. una joven de 20 años, Mya Thwate Thwate Khaing, que resultó herida de bala el pasado 9 de febrero y falleció días más tarde.
Mya se ha convertido en el símbolo de la resistencia civil contra el golpe de Estado.
"Tenemos que ser fuertes mentalmente, aunque estemos muy indignados, sin responder con ira. Hablando de la no violencia pienso en la violencia, pero no, nunca lo haremos. El Movimiento de Desobediencia Civil (CDM) es sólo el instrumento que debemos usar. Por eso, estamos en huelga, y haremos huelga mañana y todos los días que sea necesario. Nunca nos detendremos", explica uno de los manifestantes, Thar Nge.
Muchos recuerdan la represión durante los últimos levantamientos populares.
"Me acuerdo, mis padres estuvieron en contra el golpe militar durante la revolución de 1988, y yo tengo que estar en contra de esta dictadura. Si en esta ocasión no estamos en contra de los militares, nuestra próxima generación vivirá bajo la dictadura militar. Así que esta vez no pararemos", comenta otra de las participantes en la protesta, Zarni Lwin.
Los manifestantes reclaman la abolición de la Constitución que consideran muy favorable al Ejército, la liberación de los detenidos ,y la vuelta a sus funciones del Gobierno civil con Aung Sang Suu Kyi, la líder de la Liga Nacional para la Democracia que ganó las elecciones de noviembre.