La empresa Maxar tecnologies ha obtenido imágenes de la zona impactada por el brutal terremoto y tsunami en 2001, superponiéndolas con su situación actual.
La empresa Maxar tecnologies ha obtenido espectaculares imágenes de la zona impactada por el brutal terremoto y tsunami en 2011, superponiéndolas con su situación actual. Las instantáneas permiten observar la lenta reconstrucción tras la total devastación que causó.
Una de las imágenes más impactantes de la serie nos viene desde Ishinomaki, una de las ciudades más golpeadas. Se inundó el 15% de la ciudad. El centro quedó barrido por las aguas y se destruyeron unas 50.000 casas. Se calcula que perdieron la vida 3.100 personas.
Diez años después (a la derecha), la zona del puerto vuelve a estar ocupada por viviendas y edificios industriales. El dique del puerto, reconstruido, vuelve a abrigar embarcaciones de los embistes del Pacífico.
En algunas zonas de Ishinomaki sin embargo, no se han vuelto a construir viviendas y hay trabajos de construcción.
Maxar ha obtenido una imagen de la línea de costa de Ishinomaki el 19 de marzo de 2011 tras el devastador tsunami (izquierda) y el 8 de abril de 2020.
El aeropuerto de Sendai se vio literalmente barrido por el temblor y las aguas traídas por el tsunami. En unas pocas semanas ya operaban vuelos domésticos. Diez años después está completamente reconstruido y operativo.
En el puerto de Sendai la escena también es impresionante. El 14 de marzo de 2011 el tsunami había barrido todo, apilando los contenedores (izquierda). Este 11 de agosto las cosas han vuelto a la normalidad, como si nada hubiera pasado.
Natori también está en la zona cero del tsunami y terremoto de Tōhoku. Las autoridades dieron por imposible estimar un número preciso de víctimas. Hoy la ciudad tiene cerca de 80.000 habitantes.
El 14 de marzo de 2011 muchas zonas de la ciudad seguían inundadas. Ahora se han reconstruido y se han hecho plantaciones.
El 12 de marzo de 2011 los daños en la central nuclear de Fukushima tampoco eran muy evidentes para los ojos no expertos. Sólo se adivina barro y una nube de humo. El pasado 28 de febrero (a la derecha), la central presenta un aspecto mucho más ordenado, aunque su principal amenaza, la radiactividad, permanece como un enemigo invisible.