El centro estaba destinado a pacientes con COVID-19. La explosión de unas bombonas de oxígeno habría sido el detonante del fuego.
Al menos 82 muertos y más de 100 heridos tras la explosión y el posterior incendio de un hospital en Bagdad, Irak. Otros 200 pacientes habrían conseguido escapar.
Los hechos tuvieron lugar durante la madrugada de este domingo, después de que reventaran varias bombonas de oxígeno. Y es que el centro hospitalario Al Jatib, situado al suroeste de la capital iraquí, estaba exclusivamente destinado a pacientes con COVID-19.
El incendio provocado por la explosión se extendió con rapidez y fue imposible controlarlo. Las autoridades advierten que con el paso de las horas el número de víctimas mortales pueden aumentar sensiblemente.
Las condenas por una posible negligencia no se han hecho esperar, y el Gobierno iraquí decidía este mismo domingo suspender temporalmente de sus funciones tanto al ministro de Salud, Hasan Mohamed Abas, como al gobernador de Bagdad, Mohamed Jaber al Ata, y al director del departamento de salud de la región de Rusafa, Abdelghani al Saadi, mientras se estudia a fondo lo ocurrido.
Los tres serán investigados por su presunta responsabilidad en el suceso por una comisión formada por los titulares de los ministerios de Planificación y Justicia, un representante del Parlamento los presidentes de las Comisión de Integridad y de la Oficina Federal de Supervisión Financiera, encargadas estas últimas de investigar casos de corrupción.
El Consejo de Ministros también aprobó una indemnización de un millón de dinares iraquíes, unos 566 euros, a los familiares de cada una de las víctimas del siniestro.
La suspensión temporal del ministro de Salud se produce en un momento en que Irak, uno de los países con más casos de COVID-19 en todo Oriente Medio con algo más de un millón, registra cifras récords de contagios diarios.