La policía marroquí frena nuevas entradas de inmigrantes en Ceuta

Se reduce la presión migratoria en Ceuta al intervenir la policía marroquí, aunque sigue abierta la crisis diplomática entre España y Marruecos.
Anoche, unos 300 jóvenes marroquíes protagonizaron disturbios en Castillejos, cerca de la ciudad autónoma española, a la que intentaron entrar sin éxito. Se enfrentaron a los antidisturbios, lanzando piedras contra ellos y sus vehículos, quemaron neumáticos y una motocicleta de un agente.
Las fuerzas marroquíes han puesto fin a dos días de pasividad, durante los que llegaron a entrar a territorio español unos 8.000 inmigrantes de manera irregular, en una avalancha sin precedentes que obligó a desplegar al Ejército.
5.600 ya han sido devueltos. Pero entre los restantes hay unos 1.500 niños y adolescentes, que cuentan con un "estatus especial". Una cifra nunca antes vista en España. Antes de ser trasladados a los centros de acogida, los menores son sometidos a test COVID-19.
Entre ellos hay niños pequeños. El Gobierno español trata de "articular un mecanismo" para devolverlos a sus familias, en sus países de origen. Mientras, para poder atender a los recién llegados, las comunidades autónomas han aceptado acoger a los 200 menores no acompañados que se encontraban en Ceuta.
¿Pero qué lleva a estos menores a dejarlo todo?
"Ves que tus padres no pueden trabajar, el sistema educativo es muy débil. ¿Qué puedo decir? La gente ni siquiere tiene para comer...", explica un chaval marroquí, de 14 años, que entró a nado el lunes en Ceuta, procedente de Tetuán, y que acaba de escaparse de un campamento de acogida.
"Mis padres ven que si vengo aquí puedo tener un futuro, allí (en Marruecos) incluso con un diploma es como si no lo tuvieras", añade_._
Abandono escolar, desempleo, salarios bajos, falta de cobertura social... Los jóvenes de entre 15 y 34 años representan un tercio de la población de Marruecos y solo tienen en mente una cosa: buscar una vida mejor fuera de allí.
Bruselas no se dejará "intimidar"
Ceuta, junto a la ciudad autónoma española de Melilla, son las únicas fronteras terrestres de la Unión Europea con África. Bruselas ha advertido a Rabat de que no se dejará "intimidar" por la cuestión migratoria.