El presidente bielorruso Alexandr Lukashenko ha reaccionado al embargo de material y mercancia de Occidente a su país con detenciones y controles fronterizos. Acusa de conspiración a Lituania, Polonia, Estados Unidos, Ucrania y Alemania.
El presidente bielorruso Alexandr Lukashenko ha reaccionado al embargo de material y mercancia de Occidente a su país con detenciones de opositores y controles fronterizos. Acusa de "conspiración" a Lituania, Polonia, Estados Unidos, Ucrania y Alemania.
Aseguró que su país está sometido a "una evidente presión económica y política", y buscó implicar a Moscú en las tensiones entre Bruselas y Minsk.
La represión policial pasa ahora por ser una defensa frente a un supuesto levantamiento interno con grupos durmientes a la espera.
Para Lukashenko: "El objetivo de estas células es el cambio de régimen por la fuerza el día D. Ellos mismos hasta ahora no saben cuándo llegará ese día D... Y entonces, intentarán llevar a nuestro pueblo, a nuestro país a un levantamiento. Los coordinadores son Lituania, Polonia, Estados Unidos, Ucrania y Alemania".
Franak Viačorka, asesor de la opositora exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya califica de "locura" la operación de los servicios secretos bielorrusos y la acusación de Lukasenko a Alemania que entiende no es más que un pretexto para reprimir a los diplomáticos.
El régimen de Lukasenko provocó de nuevo la indignación internacional al enviar un avión de combate en mayo para interceptar un avión en el que viajaba el periodista disidente Roman Protasevich y su novia. Ambos siguen detenidos
La última reacción de Lukashenko, en el poder desde 1994, se produce después de que Occidente haya sancionado a sectores clave de la economía bielorrusa.