Testigos de la crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia

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Por Valérie GauriatEuronews
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Después de que la Unión Europea impusiera sanciones a Minsk, el pasado mes de junio, por graves violaciones de los derechos humanos, surgió una nueva crisis humanitaria, en las fronteras de Bielorrusia con la Unión Europea.

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Después de que la Unión Europea impusiera sanciones a Minsk, el pasado mes de junio, por graves violaciones de los derechos humanos, surgió una nueva crisis humanitaria, en las fronteras de Bielorrusia con la Unión Europea.

Los líderes europeos acusan a la Administración que lidera el presidente bielorruso Aleksander Lukashenko, de tomar represalias, empujando a miles de inmigrantes hacia los países vecinos de Europa del Este; naciones que, en respuesta a su actitud, han 'sellado' sus fronteras.

Un tira y afloja político que ha convertido las fronteras orientales de la Unión Europea en una trampa, a veces mortal, para miles de solicitantes de asilo. La corresponsal internacional de Euronews, Valérie Gauriat, viajó a Polonia para ser testigo de su situación y contemplar la consternación de la población local polaca.

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En su relato, los migrantes cuentan a la periodista que, muchos de ellos, fueron detenidos durante una semana, entre las fronteras de Polonia y Bielorrusia sin comida, sin agua… Su situación es crítica y los activistas polacos que les ayudan están convencidos de que varios han muerto y de algunos otros, están a punto de morir.

En su estancia en tierras polacas, con motivo del reportaje, Gauriat se persona en un puesto de control, cercano a la frontera polaca con Bielorrusia, que se ha hecho notorio. Es el límite de una zona prohibida cerrada a todo el mundo excepto a la policía fronteriza y a quienes residen en el lugar. La zona quedó cerrada en septiembre para bloquear el camino a miles de solicitantes de asilo que intentan llegar a la Unión Europea.

-Una trampa para los migrantes-

Como resultado de ello, este lugar se ha convertido en una trampa, a veces mortal, para esas personas. Varsovia y Bruselas acusan a Bielorrusia de empujar deliberadamente a los migrantes, a través de la frontera, en represalia por las sanciones de la Unión Europea contra Minsk. Así, hoy día, los periodistas y las ONG no tienen acceso a la zona de exclusión a lo largo de los más de 400 kilómetros de frontera de Polonia con Bielorrusia.

Algunos inmigrantes consiguen evitar a las patrullas fronterizas y llegar más allá de la zona prohibida. Valérie Gauriat indaga sobre este tema y entra en contacto con algunos activistas polacos que, ahora, son los únicos que intentan ayudar a los solicitantes de asilo que permanecen bloqueados en el bosque. Gauriat extrema la precaución para evitar encontrarse con controles de la policía fronteriza que podrían acarrear problemas a los activistas y a los migrantes. Define la situación como el 'juego del gato y el ratón'.

Un joven afgano de 19 años, que integraba uno de los grupos de migrantes que vagan por los bosques polacos, es detenido por los agentes fronterizos. Es muy posible que haya sido enviado, de vuelta a Bielorrusia. Un momento temido entre los migrantes, a tenor de las imágenes difundidas en Internet, sobre el trato que reciben por parte de los cuerpos de seguridad bielorrusos.

Quienes han llegado a Polonia, conocen el sufrimiento que entraña atravesar ciertas zonas de Bielorrusia. Se trata de lugares pantanosos, donde el agua y el frío pueden causarles graves problemas físicos. Uno de los hombres está malherido. Tiene una hernia discal. Y, en Bielorrusia, los soldados, le golpearon en la espalda con un palo. Varios migrantes cuentan a la periodista que huyeron del régimen de Bashar al-Asad, en Siria. Dicen que volaron a Bielorrusia con visados de turista y fueron conducidos a la frontera con Polonia con la esperanza de llegar a la Unión Europea.

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Control de la Policía polaca para gestionar la entrada de personas y vehículos en una 'zona prohibida' de Polonia, junto a la frontera con Bielorrusia.©

En cambio, quedaron atrapados entre las fuerzas armadas de ambos países. Estuvieron siete días retenidos. Entre ellos, había niños que no tenían comida ni agua. Algunos trataron de volver a Minsk pero fueron golpeados por los agentes bielorrusos, que les ordenaban que fueran, de nuevo, a Polonia.

-Seres humanos utilizados como 'instrumentos' de presión política-

"Si a nosotros, los sirios, no nos utilizaran como medio para presionar Bielorrusia no nos habría dejado entrar. Siempre somos utilizados como medio de presión por Occidente, por los estadounidenses, por los rusos y por los árabes", explica ba uno de los migrantes a Valérie Gauriat.

Los miembros del grupo con el que se encontró la reportera, rellenaron documentos para poder tener representación legal en Polonia. Pedían protección internacional, delante de su cámara, antes de que los guardias fronterizos polacos llegaran para interrogarlos.

El herido fue llevado al hospital y, al preguntar si, los demás, serían llevados a un centro de retención, los guardias no respondieron. La Policía no permitió a los activistas ni a la reportera estar presente en los interrogatorios y nos les dio ninguna información concreta sobre lo que iba a pasar con los migrantes.

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Un migrante, acompañado de activistas polacos de la organización Fundacja Ocalenie, recibe asistencia médica.Euronews Witness

-Observados por las astas instituciones-

Polonia está bajo el foco de las Naciones Unidas y la Unión Europea, por una nueva ley que permite las devoluciones arbitrarias. Varsovia afirma que la mayoría de los extranjeros no busca asilo en Polonia sino en Alemania, y acusa a Bielorrusia de utilizar a los migrantes en represalia por las sanciones occidentales. Minsk, por su parte, ha suspendido un acuerdo con Bruselas para acoger a los inmigrantes. Un tira y afloja político del que la periodista, recibe una muestra.

"Acabo de regresar a mi habitación de hotel y me he quedado de piedra al encontrar este mensaje del Gobierno polaco. Dice: La frontera polaca está cerrada. Las autoridades bielorrusas le han mentido. Vuelva a Minsk y no tome ninguna pastilla que le ofrezcan los soldados bielorrusos. Me han dicho que este mensaje fue enviado a todos los teléfonos móviles extranjeros detectados cerca de la frontera de Bielorrusia. El mensaje está destinado a los solicitantes de asilo que llegan a la zona y Varsovia ha acusado a los soldados bielorrusos de drogar, e incluso envenenar, a los solicitantes de asilo antes de hacerles atravesar la frontera. Me resulta difícil de creer pero este mensaje, en cualquier caso, es muy real", explica Gauriat.

-Preocupación y solidaridad en la población local polaca-

Se ha informado de la muerte de, al menos siete migrantes, en la zona. La preocupación aumenta entre la población local polaca. La ciudad de Michałowo abrió un centro de ayuda para extranjeros en el parque de bomberos. Cada día, personas de todo el país acuden con donaciones. Además, el teniente de alcalde, Konrad Sikora, ha lanzado una campaña de recaudación de fondos en las redes sociales. "La decisión del Gobierno, de construir un muro en la frontera con Bielorrusia, no ayudará", asegura Sikora. Teme que se desate la violencia en la frontera si no se encuentra una solución mejor.

"Podemos construir un muro de seis metros de altura pero entonces, ellos traerán una escalera de siete metros. Así que, el muro no es la solución. Para mí, hay una forma sencilla de detener esto. Solamente hay que crear un campo de refugiados aquí, en la frontera y dejarlos entrar. Les damos ropa y comida y luego les preguntamos a todos: ¿Queréis asilo o no? ¿Cumplís con los criterios o no? Si no cumplen, los subimos a un autobús, los llevamos al aeropuerto y los enviamos de vuelta a casa, no a Bielorrusia. Así de sencillo", señala el teniente de alcalde de Michałowo.

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Una voluntaria ordena la ropa donada por ciudadanos polacos, en la localidad de Michałowo, Polonia.Euronews Witness

Algunos residentes de la localidad polaca, han puesto luces verdes en sus ventanas para mostrar su solidaridad con los migrantes. Este es el caso de Maria Ancipiuk y su marido, Aleksander. Ella es concejala y suele patrullar la zona prohibida con los bomberos, para intentar ayudar a los migrantes que permanecen escondidos.

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"La verdad es que quizá, ellos, también huyan de nosotros. Lo que más temo es el comienzo de la cosecha del maíz. Porque hay lugares que aún no han sido cosechados y los agricultores tienen miedo de encontrar cadáveres de personas allí", declara Maria Ancipiuk.

"Hay que ayudar a esta gente. Hará frío. Habrá 10 grados bajo cero durante la noche. No quiero ni imaginar lo que podría pasar. Nadie dice nada, salvo que Lukashenko es el culpable. Por supuesto, él es culpable. Pero, ¿qué hace nuestro Gobierno para tratar de arreglar la situación? ¡No nos está ayudando nadie!", concluye Aleksander Ancipiuk.

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