La danza del hielo de Kalofer | Una tradición búlgara en el día de la Epifanía

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Derechos de autor AP Photo/Valentina Petrova
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Por Yulian Stoyanov
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La danza del hielo de Kalofer | Una tradición búlgara en el día de la Epifanía. Desde hace generaciones, los hombres danzan en las gélidas aguas del río Tundzha al ritmo de tambores y gaitas hasta que cae un crucifijo y se lanzan a recuperarlo

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Una tradición búlgara ha sobrevivido a lo largo del tiempo a todas las prohibiciones y los obstáculos, incluida la pandemia de coronavirus que azota en estos momentos al mundo. Es el día de la Epifanía. El ritual centenario en la pequeña ciudad búlgara de Kalofer consiste en arrojar el crucifijo al gélido río Tundzha al tiempo que los hombres interpretan una danza al ritmo de tambores y gaitas.

En la casa de los Anastasov, tres generaciones se preparan para el ritual desde la noche anterior. Según la leyenda, quien participe en la danza del hielo será bendecido con salud y felicidad durante todo el año.

"Hace unos 35 años me diagnosticaron una enfermedad artrítica -explica Milen Anastasov-. Yo tenía 9 años. Mi padre me dijo que no me metiera en el río, pero antes de que pudiera decir "no", me lancé al agua. Desde ese día no he tenido ningún síntoma ni dolor".

Perseguidos durante el régimen comunista

 Hubo una época en la que celebrar la Epifanía estaba prohibido y sus participantes eran perseguidos, como explica Gencho, el padre de Milan.

"Cuando comenzó el régimen comunista empezaron a perseguirnos. La policía intentaba atraparnos, nos echaban del colegio, no nos dejaban ir a la iglesia, nos rompían las gaitas y los tambores. Pero en un par de horas hacíamos otro tambor y nos metíamos de nuevo en el río", cuenta. 

Pese a que la variante ómicron de la COVID está presente en Bulgaria, muy pocas personas llevan mascarilla o mantienen una distancia de seguridad. 

"La fe es más fuerte que el miedo a COVID -asegura el padre Dimitry-. Todo mejorará, paciencia y fe es lo que necesitamos y amor entre la gente. Eso es lo más importante".

Los búlgaros se aferran a sus tradiciones, la esencia de un pueblo que se ha enfrentado a través de los siglos a muchos avatares, pero cada 6 de enero, repite el mismo ritual en la ciudad de Kalofer.

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