La eterna crisis palestina, la crisis de Siria y la desesperación de los libaneses, que ven que su país no levanta cabeza, hacen que la tragedia no disuada a muchos de emprender el mismo camino.
Decenas de ambulancias con los cuerpos de los fallecidos en el naufragio de migrantes frente a las costas sirias, en el que han muerto al menos 77 personas, circularon el viernes por la noche por las calles de Trípoli (Líbano) entre lamentos y disparos al aire. Entre ellos había palestinos, sirios y libaneses que intentaban llegar a Chipre.
Se trata de la mayor tragedia protagonizada por una embarcación de migrantes procedentes del Líbano.
La eterna crisis palestina, la crisis de Siria y la desesperación de los libaneses, que ven que su país no levanta cabeza, hacen que la tragedia no disuada a muchos de emprender el mismo camino:
"Llegaron a un punto en el que querían morir en el mar. Dicen esto: 'Queremos morir en el mar'. Los viajes podrían continuar. ¿Qué quieren aquí?¿Yo? Si el barco viniera aquí ahora me iría. Me iría", declaró a los medios Salim Khalaf, familiar de un desaparecido de la embarcación.
"No hay sustento. No hay trabajo. No hay futuro. Estamos atrapados", dijo Yousef Tarik Al Sayed, familiar de una de las víctimas del barco.
Alrededor de 20 migrantes han sobrevivido al naufragio y están siendo atendidos en Siria.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos dijo en un comunicado que las autoridades están buscando alrededor de otras 50 personas aún desaparecidas que viajaban en la embarcación.