Algunos recuerdan los tiempos del Samizdat, un sistema de circulación clandestina de libros prohibidos, instaurado en los países del Este en época de la extinta Unión Soviética para sortear la censura.
Preocupación entre las editoriales rusas por el endurecimiento de la legislación contra la difusión de contenidos LGTBI.
La norma cita textualmente la "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales", un término tan vago que genera preocupación entre los editores.
"Si estas normas (los nuevos proyectos de ley) se interpretan de forma extensiva, esto podría afectar incluso a las obras clásicas. Todo dependerá de cómo nos comuniquemos con las autoridades reguladoras", explica el representantes editorial, Evgeny Kopyov.
Y no sólo genera preocupación la aplicación de la ley, sino la misma autocensura que pueden imponerse los mismos autores.
"Muchas, muchas restricciones. Por supuesto que afectan al trabajo de un editor, especialmente la autocensura. En general, los editores están asustados", reconoce la agente editorial Marina Kadetova.
La Feria del Libro de Moscú que tiene lugar estos días, es un buen termómetro de la situacion porque el efecto de la censura puede generar mayor interés por los textos más radicales o transgresores.
Algunos recuerdan los tiempos del Samizdat, un sistema de circulación clandestina de libros prohibidos instaurado en los países del Este, en época de la extinta Unión Soviética para sortear la censura.