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La inflación de la eurozona cae con fuerza en diciembre, pero ofrece poco respiro al BCE

La inflación española se ralentiza y cierra 2022 en el 5,7%
La inflación española se ralentiza y cierra 2022 en el 5,7% Derechos de autor Thomson Reuters 2023
Derechos de autor Thomson Reuters 2023
Por Reuters
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FRÁNCFORT, 6 ene - La inflación de la eurozona cayó más de lo previsto el mes pasado, pero las presiones subyacentes sobre los precios aumentaron, lo que hace prever que el Banco Central Europeo seguirá subiendo los tipos de interés en los próximos meses.

El crecimiento de los precios al consumo en el bloque, que se amplió a 20 países con la adhesión de Croacia el 1 de enero, se ralentizó al 9,2% en diciembre, desde el 10,1% del mes anterior, por debajo de la previsión del 9,7% de un sondeo de Reuters, mostraron el viernes datos de Eurostat.

Pero esta aparente buena noticia ocultaba una tendencia más maligna, ya que la mayor parte del descenso se debió a la bajada de los precios de la energía, mientras que todos los componentes clave de la inflación subyacente se aceleraron.

La inflación que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía subió al 6,9% desde el 6,6%, mientras que una medida aún más limitada que también excluye los precios del alcohol y el tabaco subió al 5,2% desde el 5%.

La inflación de los servicios y de los bienes industriales no energéticos, ambos muy vigilados por el BCE para calibrar la durabilidad del crecimiento de los precios, se aceleró, lo que aumenta la preocupación de que el crecimiento de los precios sea más tenaz de lo que se temía.

Otro motivo de preocupación es que la inflación general pueda haber disminuido debido a una serie de medidas puntuales o temporales, como las subvenciones públicas, y que parte de este descenso pueda revertirse en enero, cuando la inflación podría acelerarse de nuevo.

Pero aunque la volatilidad de los precios vaya a ser elevada en los próximos meses, es probable que la inflación haya tocado techo y el verdadero problema es saber con qué rapidez retrocederá hacia el objetivo del 2% fijado por el BCE.

El problema es que cuanto más tiempo se mantenga alto el crecimiento de los precios, más difícil será controlarlo, ya que las empresas empezarán a adaptar sus políticas de precios y salarios, perpetuando la inflación.

Por ello, el BCE subió los tipos en un total de 2,5 puntos porcentuales el año pasado —al igual que los principales bancos centrales mundiales, aunque algo más tarde— y prometió fuertes subidas en febrero y marzo, en lo que ya es el ciclo de endurecimiento más agresivo de su historia.

Pero aun así, la inflación no volverá al 2% hasta la segunda mitad de 2025, según las propias proyecciones del BCE, que han demostrado ser excesivamente optimistas en los dos últimos años, lo que sugiere que los riesgos se inclinan hacia un proceso desinflacionista más lento.

Tanto los mercados como las encuestas empiezan a considerar la posibilidad de que la inflación se mantenga por encima del 2% más adelante, en parte porque una serie de factores externos están agravando los problemas del BCE.

Se suponía que la recesión invernal, que se esperaba hiciera aumentar el desempleo, iba a afectar profundamente a la presión sobre los precios. Pero la recesión está resultando más benigna de lo previsto y el empleo, que ya se encuentra en un nivel récord, está aumentando en lugar de disminuir.

El apoyo fiscal a los hogares también está siendo más generoso de lo esperado y este gasto excesivo está aumentando el poder adquisitivo, contrarrestando las medidas restrictivas del BCE.

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