Un nuevo orden mundial: Por qué Europa corre el riesgo de perder mucho más que la guerra de Ucrania

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Por euronews

"Somos demasiado arrogantes, demasiado paternalistas y demasiado moralistas" asegura el exdiplomático Alexander Stubb, ex diplomático y director de la Escuela de Gobernanza Transnacional.

"Somos demasiado arrogantes, demasiado paternalistas y demasiado moralistas" asegura el exdiplomático Alexander Stubb, ex diplomático y director de la Escuela de Gobernanza Transnacional. Es un primer paso para comprender por qué el Sur Global es decisivo y qué puede hacer Europa.

Christopher Sabatini, investigador de Chatham House ree que los que vivimos en Europa y Estados Unidos "estamos en una burbuja creyendo que esto es una guerra mundial y que tiene consecuencias globales. Las tiene, pero no es una opinión compartida por otros países del Sur Global".

Una imagen nítida la presenta Stubb, al mostrar que "sólo unos 40 países del mundo han sancionado a Rusia. Cero países de África. Cero países de América Latina. Y sólo dos o tres de Asia. 

 La guerra en Ucrania muestra la diferencia fundamental en los sistemas de valores de Oriente y Occidente.

La guerra en Ucrania es también una guerra entre dos sistemas de valores contrapuestos. Como partidario de Ucrania, Occidente representa un orden mundial liberal, mientras que Rusia y también la no tan neutral China defienden un orden mundial autocrático en el que economía y desarrollo no están ligados a libertad y democracia.

Sería el Sur Global el que inclinaría la balanza en este asunto. Los políticos occidentales lo han comprendido y llevan tiempo viajando por el hemisferio sur para ganárselos como socios. Pero América del Sur, África, gran parte de Asia y Oriente Medio no están representados en importantes organismos mundiales como el Consejo de Seguridad de la ONU, el FMI o el Banco Mundial, a pesar de que representan dos tercios de la población mundial.

Tienen la economía, tienen los recursos y tienen el poder de marcar el rumbo del mundo.

Sabatini está seguro de que el curso de un orden mundial liberal, tal vez uno que necesita desesperadamente ser reformado y refinado, depende de que se respete mucho más a quienes realmente tienen los números en términos de votos en la Asamblea General de la ONU y en términos de población.

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