España fue testigo el lunes de un acalorado debate entre los dos principales aspirantes a presidir el Gobierno después de las elecciones del 23 de julio.
Con las calles recalentadas por la segunda ola de calor del verano, España fue testigo el lunes de un acalorado debate entre los dos principales aspirantes a presidir el Gobierno después de las elecciones del 23 de julio.
Durante algo más de 100 minutos, el jefe del Gobierno saliente y el líder de la oposición se interrumpieron mutuamente, se llamaron mentirosos y se olvidaron de hacer propuestas para el futuro. Nadie es perfecto, reconoció el socialista Pedro Sánchez:
"Digo a los españoles que no soy perfecto, ni aspiro a serlo. He cometido errores, he tenido un mandato muy difícil. Nos hemos enfrentado a una pandemia y ahora a una guerra a las puertas de Europa. Pero sabe lo que le digo señor Feijoo, soy un político limpio, soy un político limpio", dijo Sánchez.
El conservador Alberto Núñez Feijóo, que según las encuestas sólo podría gobernar con el apoyo de la ultraderecha, pidió una mayoría sólida y recordó las incongruencias del Gobierno de Sánchez al apoyarse en la ultraizquierda.
"No le voy a decir al señor (Volodímir) Zelenskyy que voy a ayudar militarmente mientras una parte de mi coalición dice que lo que hay que hacer es reducir el gasto militar y coquetear con (Vladimir) Putin. Esto no lo voy a hacer. Soy un político previsible, soy un político europeo, proatlántico y constitucionalista", dijo Feijóo.
¿Quién ganó el único debate televisado de la campaña? Los analistas están divididos a la hora de responder, pero la mayoría coincide en que no fue Sánchez, quien, sobre el papel, tenía muchas posibilidades de imponerse a Feijóo.