La diplomacia europea ha vuelto a fracasar en su labor de mediación para normalizar las relaciones entre Serbia y Kosovo, muy tensas desde que Pristina proclamara unilateralmente su independencia de Belgrado en 2008.
Josep Borrell presentó primero al presidente serbio y luego al primer ministro kosovar una propuesta de compromiso para aplicar los acuerdos pactados el pasado marzo con el apoyo de Estados Unidos. El presidente serbio la aceptó, pero el kosovar se negó a hacerlo.
Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores, ha apuntado: Kósovo dio algunos pasos y nosotros los acogimos con satisfacción, pero fracasaron. Se quedaron muy por debajo de satisfacer la petición formulada de una desescalada completa. Hoy volvemos a instar a ambas partes a que tomen medidas inmediatas en el norte de Kosovo para desescalar la situación, evitar una mayor desestabilización y permitir la celebración inmediata de unas nuevas elecciones locales anticipadas.
La organización política en las poblaciones de mayoría étnica serbia del norte de Kosovo enfrenta a Belgrado y Pristina.
Los serbokosovares , que reclaman la autonomía, boicotearon las elecciones municipales de abril y después se opusieron violentamente a la llegada de los nuevos alcaldes, pertenecientes a la minoría étnica albanokosovar. La tensión constante representa un obstáculo en el camino de su adhesión a la UE.