La norma, destinada a reforzar la capacidad de Francia para deportar a extranjeros considerados indeseables, fue aprobada por la Cámara Baja del Parlamento, a última hora del martes.
El presidente francés, Emmanuel Macron, defiende el controvertido proyecto de ley de inmigración y niega que marque un giro del Gobierno hacia la derecha, mientras miles de franceses salen a la calle para expresar su rechazo. La norma, destinada a reforzar la capacidad de Francia para deportar a extranjeros considerados indeseables, fue aprobada por la Cámara Baja del Parlamento, a última hora del martes.
"Esta ley, como he dicho, para mí, es el escudo que nos faltaba. Hay que observar esta ley con su complemento europeo, que son las decisiones tomadas esta mañana por Europa, que nos permiten proteger mejor las fronteras europeas, un mejor registro, una mejor cooperación entre nuestras policías... y permitir devolver a la gente a su 'casa', de forma más rápida y sencilla", declara Emmanuel Macron, presidente de Francia.
El segundo objetivo del texto, indica Macron, "es integrarse", mediante "el aprendizaje de la lengua y el trabajo". El proyecto de ley, aprobado por la Asamblea Nacional con un 349-186, después de haber sido adoptado por el Senado, ha creado divisiones en el propio gobierno y entre los franceses. El Ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, dimitió el miércoles para mostrar su oposición al proyecto de ley. Los críticos afirman que el proyecto de ley imita en parte la vieja reivindicación del partido de extrema derecha de la "preferencia nacional", según la cual los franceses, y no los extranjeros, deben beneficiarse de las riquezas de la tierra.
"Tengo la impresión de que avivamos el racismo", afirma la manifestante Denise Gutiérrez.
"Creo que la inmigración enriquece a un país. Un techo es un derecho", señala el manifestante Craig Schaffer.
Entre sus disposiciones, la nueva ley limita el acceso de los extranjeros a las prestaciones sociales. La organización Secours Catholique denuncia "una ideología del miedo y la amenaza, en contra de una política migratoria de acogida".