Varios soldados portugueses desplegados en el marco de la Misión Integrada Multidimensional de Naciones Unidas realizan simulacros en esta localidad de Santarém, en el centro del país.
Una zona agrícola del municipio de Constância, en Santarém, ha sido elegida por el Ejército portugués para simular las condiciones militares en la República Centroafricana (RCA). Este año, 215 soldados portugueses pasarán las Navidades en este país africano como parte de la Misión Multidimensional Integrada de Naciones Unidas, conocida como MINUSCA.
La misión de la 18ª Fuerza Nacional Destacada reúne a soldados experimentados y a otros más jóvenes que se incorporan por primera vez a un despliegue fuera del país. La protección de civiles, las patrullas de seguridad y la respuesta a crisis emergentes forman parte de esta nueva brigada.
Los principales objetivos de la misión portuguesa en la República Centroafricana son proteger a la población civil, combatir a los grupos armados, prestar apoyo humanitario y contribuir a estabilizar la seguridad del país. El miércoles, el jefe del Ejército portugués, Eduardo Mendes Ferrão, advirtió de que los recortes presupuestarios anunciados recientemente por Naciones Unidas para las misiones de los cascos azules exigirán más de la fuerza portuguesa en la RCA.
"La reducción global de personal confiere una mayor responsabilidad, haciéndola aún más decisiva en el esfuerzo operacional", declaró durante la entrega de la Bandera Nacional a la 18ª Fuerza Nacional desplegada en la África más tropical, compuesta en su mayoría por soldados del 1º Batallón de Infantería Paracaidista de Tomar.
Portugal tiene militares en la RCA desde 2017
Portugal tiene soldados del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina en la República Centroafricana desde 2017. La guerra civil en el país africano comenzó en 2012 y desde entonces ha sido uno de los conflictos más ignorados del siglo, según Naciones Unidas.
La República Centroafricana, marcada por décadas de autoritarismo e inestabilidad política, se enfrenta a un escenario de violencia entre grupos armados musulmanes y milicias cristianas. La brutalidad de los enfrentamientos ha llevado ya a 603.000 personas a huir a otros países, mientras que el 79% de la población vive en la pobreza.