El escaso personal, funciones y programas que le quedaban a la agencia de cooperación pasarán a formar parte del Departamento de Estado de Estados Unidos, el país que más contribuía hasta ahora en programas de desarrollo.
Tras seis décadas de funcionamiento, el presidente de Estados Unidos ha puesto fin a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El cierre forma parte de las medidas drásticas de la Administración federal y fue uno de los principales objetivos del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) de Elon Musk, que pretendía eliminar el máximo gasto público posible.
En 1961, el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Ayuda Exterior, y el entonces presidente John F. Kennedy creó USAID como una agencia independiente mediante una orden ejecutiva, fusionando otras en el nuevo organismo federal.
Su misión a lo largo de los años ha sido acabar con la pobreza extrema y promover sociedades prodemocráticas en todo el mundo. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha ordenado que USAID y sus programas restantes sean absorbidos por el Departamento de Estado. "Más allá de la creación de un complejo industrial de oenegés en todo el mundo a costa de los contribuyentes, USAID tiene poco de lo que presumir desde el final de la Guerra Fría", afirmó Rubio el martes en una publicación en redes sociales.
Solo una pequeña parte de los 13.000 empleados federales y contratados externos que dirigían la USAID mantendrán sus puestos de trabajo. Muchos aseguraban antes de su fusión ayer, martes, trabajar a contrarreloj para enviar toda la ayuda financiera prometida que pudieran antes de que sus sistemas se desconectaran.
Los contribuyentes estadounidenses ya no "pagarán impuestos para financiar gobiernos fracasados en tierras lejanas", aseguró Rubio por sus redes este martes. Trump se movilizó para desmantelar la agencia a las pocas semanas de asumir su segundo mandato como presidente. Él y Musk acusaron a la agencia de ser un "fraude, despilfarro y de promover una agenda izquierdista y liberal".
Sus partidarios dicen que USAID ha mejorado fundamentalmente los sistemas de salud y las redes humanitarias en todo el mundo, ha promovido la democracia e impulsado a países y personas a salir de la pobreza salvando vidas, frenando crisis de refugiados y guerras o desarrollando nuevos mercados y socios comerciales para Washington.
El nuevo sistema de ayuda de la administración Trump, asegura el Secretario de Estado, reducirá la burocracia para responder más rápidamente a las crisis, dará más poder a los diplomáticos sobre el terreno con un número reducido de oficinas regionales y hará hincapié en el comercio estadounidense, no en la ayuda.
El Departamento de Estado ha dicho que esta semana presentará a su sucesora en materia de ayuda exterior, America First. "El nuevo proceso garantizará que haya una supervisión adecuada y que cada dólar de los contribuyentes gastado contribuya a promover nuestros intereses nacionales", declara el Departamento.