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10 años del Acuerdo de París: por qué el mundo no logrará limitar el calentamiento global a 1,5°C

Esta foto tomada el viernes 16 de agosto de 2019 muestra una vista aérea de grandes icebergs flotando al amanecer cerca de Kulusuk, Groenlandia.
Esta foto tomada el viernes 16 de agosto de 2019 muestra una vista aérea de grandes icebergs flotando al amanecer cerca de Kulusuk, Groenlandia. Derechos de autor  AP Photo/Felipe Dana
Derechos de autor AP Photo/Felipe Dana
Por Nathan Joubioux
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El acuerdo, firmado en París el 12 de diciembre de 2015, se consideró histórico. Pero una década después, el planeta sigue calentándose a un ritmo demasiado acelerado.

Esta semana se han cumplido diez años desde la ratificación del Acuerdo de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015 durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), celebrada en Francia. Los países firmantes se comprometieron entonces a "reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático", en lo que muchos calificaron como un momento histórico.

El objetivo central del acuerdo era mantener "el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales" y proseguir los esfuerzos para limitarlo a 1,5°C.

Sin embargo, una década después, ese objetivo está lejos de alcanzarse. En un informe publicado el 4 de noviembre, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió de que las previsiones actuales sitúan el aumento de la temperatura global de este siglo entre 2,3 y 2,5°C, mientras que, si se mantienen las políticas vigentes, el calentamiento podría alcanzar los 2,8°C.

"No podremos mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C en los próximos años. Superar este límite es inevitable", reconoció el secretario general de la ONU, António Guterres.

Un compromiso en retroceso

El panorama político tampoco invita al optimismo. Al igual que durante su primer mandato, Donald Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París poco después de asumir de nuevo la presidencia. Según la orden ejecutiva firmada por el mandatario, el acuerdo forma parte de un conjunto de organizaciones y compromisos internacionales que, a su juicio, no reflejan los valores estadounidenses.

Esta decisión ha alentado debates similares en otros países. En Suiza, por ejemplo, la UDC (Unión Democrática del Centro), un partido populista de derechas, pidió a comienzos de año que el país siguiera los pasos de Estados Unidos, aunque la iniciativa no prosperó.

216 millones de personas en riesgo de desplazamiento

Las consecuencias del calentamiento global ya son tangibles. En septiembre de 2021, el Banco Mundial advirtió de que hasta 216 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse dentro de sus propios países en busca de mejores condiciones de vida. En su informe Groundswell, la institución explicaba que estas migraciones se producirían desde regiones donde disminuyen la disponibilidad de agua y la productividad agrícola, así como desde zonas afectadas por la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad.

A comienzos de este año, la secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Celeste Saulo, subrayó que "Europa es el continente que más rápido se está calentando" y que soporta una parte desproporcionada de los fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático.

Los ejemplos se han multiplicado en los últimos años. El pasado agosto, grandes incendios asolaron Portugal y Grecia, donde se registraron más de 150 focos activos en un solo día. En octubre de 2024, la Comunidad Valenciana sufrió inundaciones de una intensidad excepcional: en apenas ocho horas cayó el equivalente a un año de lluvias, con un balance de 229 víctimas mortales. Un mes antes, la tormenta Boris había azotado Europa Central, provocando inundaciones que causaron más de 20 muertes.

Olas de calor, sequías y lluvias extremas

El calentamiento global ya está teniendo, y seguirá teniendo, un impacto directo sobre las poblaciones. Francia no es una excepción: tanto el territorio continental como Córcega se están calentando más rápido que la media mundial. Según Météo-France, el aumento de temperatura alcanzó los +2,1°C en el periodo 2015-2024 respecto a 1900-1930, y podría llegar a +4°C en 2100 en un escenario de calentamiento global de +3°C.

Los efectos son múltiples. Por cada grado adicional de temperatura, "el aire puede contener alrededor de un 7% más de vapor de agua, lo que incrementa el riesgo de lluvias intensas", explica la agencia meteorológica. Además, los océanos perderán progresivamente su capacidad de absorber CO2. "Actualmente, el océano almacena cerca del 91% del exceso de calor generado por las emisiones de gases de efecto invernadero, pero a medida que se calienta, su capacidad de absorber carbono disminuye", señala Météo-France.

Esta alteración acelerará la subida del nivel del mar y hará que las olas de calor sean mucho más frecuentes. Las sequías se volverán más severas y los episodios de lluvias intensas, más extremos.

En un informe publicado el 9 de diciembre, la ONU reclamó un enfoque "interconectado, de toda la sociedad y de todo el Gobierno" para afrontar el desafío climático. Elaborado por 287 científicos de 82 países, el documento describe los efectos devastadores que se producirán si los Estados no transforman de forma conjunta sistemas clave como la energía y la alimentación. También advierte de que el cambio climático podría reducir el PIB mundial anual en un 4% de aquí a 2050 y costar millones de vidas.

"Sabotaje climático"

Diez años después del Acuerdo de París, organizaciones ecologistas han vuelto a lanzar la voz de alarma. El jueves, Greenpeace, Action Justice Climat Paris y ANV-COP21 desplegaron una pancarta gigante cerca de la Torre Eiffel en la que aparecían figuras como Emmanuel Macron, Marine Le Pen y Donald Trump.

"Esta acción denuncia a los responsables políticos que, desde hace diez años, han favorecido a las industrias contaminantes y a los multimillonarios en detrimento de la lucha contra el cambio climático y del interés general", declaró ANV-COP21.

Greenpeace, por su parte, hizo un balance "amargo": "La desinformación aumenta, la criminalización de los ecologistas se intensifica y los retrocesos ambientales se multiplican", escribió la organización, señalando a Francia como un país que "sigue sin cumplir sus objetivos climáticos".

"El sabotaje climático no es inevitable; es el resultado de decisiones políticas dictadas por intereses privados y no por el interés general", concluye Greenpeace.

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