El mes pasado la marca japonesa tuvo que llamar a revisión a más de un millón de vehículos.
Tras saltar el escándalo a finales de septiembre, Nissan tuvo que llamar a revisión a 1,2 millones de coches. Y es que durante más de veinte años la empresa cometió irregularidades, encargando a empleados no cualificados las inspecciones de seguridad de sus vehículos tras su fabricación.
El fabricante japonés achaca esto a una escasez de personal formado para ello y ha prometido que tratará de corregir este problema.
“Este hecho doloros es nuevo para nosostros, y es significativo. Queremos superar nuestros viejos hábitos, y creo que se nos ha dado una oportunidad para revisar nuestras estructuras internas”, ha dicho Hiroto Saikawa, que lleva en el cargo desde abril.
Los directivos de la empresa, empezando por su consejero delegado, devolverán parte de su sueldo para asumir sus responsabilidades. El escándalo, que no obstante solo afecta al mercado japonés, saltó a finales de septiembre, ya ha afectado a las ventas del gigante nipón y a su valor en bolsa.