Daimler ha presentado sus cifras en Stuttgart y los números no son buenos. La compañía tiene que hacer frente a una drástica caída de los beneficios, que se cifran en 2 400 millones de euros el año pasado.
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Daimler ha presentado sus cifras en Stuttgart y los números no son buenos. La compañía tiene que hacer frente a una drástica caída de los beneficios, que se cifran en 2 400 millones de euros el año pasado. Una cifra que fue tres veces superior en 2018. En Daimler aluden a las costosas inversiones en la producción de coches eléctricos y al legado del asunto del diésel para explicar la situación.
En el pasado mes de noviembre, el director general Ola Källenius presentó un paquete de austeridad que incluye la cancelación de miles de puestos de trabajo y cuyos efectos se tendrían que ver este año. La caída de los beneficios también tiene consecuencias nefastas para los empleados y para los accionistas de la empresa. La prima para los trabajadores cubiertos por los convenios colectivos, por ejemplo, se redujo drásticamente; bajó de 5 000 euros a apenas 500 euros. Y el dividendo también sufrió una importante reducción. Y la situación puede empeorar ya que es posible que tenga que hacer frente a una demanda, de más de doscientos inversores, que le reclaman una indemnización millonaria por haber informado mal a los mercados de las consecuencias del caso de los motores diésel trucados.