Dos genios del siglo XX se han dado cita en Málaga. Por un lado, Pablo Picasso, inconfundible aunque muchas de las obras presentadas resultan peculiares. Por otro, el escultor estadounidense Alexander Calder, conocido, sobre todo, por su móviles.
La exposición, procedente de París y que ahora se muestra en el museo Picasso de Málaga, propone un diálogo entre las obras de estos dos artistas, muy distintos, pero con puntos en común, como su deseo de explorar el vacío y definir la figura hasta la abstracción.
"Aquí nos encontramos con un Picasso que no es nada habitual, porque se han escogido obras en las que el artista, en algunos momentos, se acerca a eso que llamamos abstracción y se pone a jugar con la geometría, del mismo modo que los niños, cuando les dejamos, se ponen a jugar con formas geométricas. Y ese Picasso es el que, Alexander Calder, de alguna manera, potencia", explica Jo´se Lebrero, director del museo Picasso de Málaga.
Calder y Picasso se vieron cuatro, tal vez cinco veces en toda su vida. Ambos nacieron a finales del siglo XIX. Ambos dejaron sus respectivos países para abrirse camino en París. Reinventaron su arte una y otra vez y se convirtieron en dos de las figuras más relevantes de su tiempo.
La exposición contiene 57 obras de Calder y 50 de Picasso. En París la vieron 400.000 personas. En Málaga estará hasta febrero, para partir después, posiblemente, a Nueva York.