Los alcaldes alemanes explican por qué dan a los activistas climático (parte de) lo que exigen

Un policía intenta despegar la mano de un activista climático en las calles de Berlín.
Un policía intenta despegar la mano de un activista climático en las calles de Berlín. Derechos de autor Tobias SCHWARZ / AFP
Por Rosie FrostCornelia Trefflich
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En Hannover, el alcalde anunció la semana pasada que apoya algunas de las demandas del grupo ecologista Last Generation. Poco después, las ciudades de Tubinga y Marburgo siguieron su ejemplo.

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En toda Alemania, las ciudades están llegando a acuerdos con activistas climáticos para evitar que las carreteras queden bloqueadas por las protestas.

En Hannover, el alcalde Belit Onay anunció la semana pasada que apoya algunas de las demandas del grupo ecologista Last Generation. Poco después, las ciudades de Tubinga y Marburgo siguieron su ejemplo.

Last Generation es muy conocido en Alemania por sus ataques con pegamento, sus miembros se pegan a las carreteras para subrayar la necesidad de medidas más duras contra el cambio climático.

"Desde hace casi un año, Last Generation lleva a cabo acciones de desobediencia civil en Alemania, sobre todo en Berlín", explica Theo Schnarr, miembro del grupo.

"Pero en los últimos meses, también lo hemos extendido a muchos otros pueblos y ciudades de toda Alemania".

¿Qué se ha acordado y cómo ha reaccionado el público?

Mucha gente no está de acuerdo con el método de protesta de Last Generation, pero Schnarr afirma que crea una especie de "tensión creativa". Añade que, desde que iniciaron este programa de desobediencia civil, siempre han estado abiertos a la negociación.

Las exigencias de Last Generation difieren cuando se trata de los alcaldes locales frente al Gobierno alemán, que sí puede cambiar leyes y legislaciones.

El alcalde Belit Onay escribió una carta a altos legisladores alemanes, que fue publicada en su cuenta de Instagram, en la que decía que apoyaba la petición de límites de velocidad en las autopistas y un billete de transporte público de 9 euros en todo el país.

No está de acuerdo con que las asambleas ciudadanas -una de las principales reivindicaciones de Last Generation- tengan poder para legislar sobre acción climática. Onay asegura, sin embargo, que estos organismos deberían crearse para asesorar a los políticos.

Daniel Schaefer/dpa via AP, File
Activistas de la "Última Generación" se pegan en una calle durante una nevada en Dresde, Alemania.Daniel Schaefer/dpa via AP, File

El alcalde de Hannover recibió críticas por su elección, y algunos dijeron que el acuerdo era básicamente un chantaje.

"Hay quien dice: 'Vale, ¿han chantajeado a este alcalde? ¿Hizo más de lo que debía como alcalde?", dice Schnarr.

"Otros dicen: 'Sí, bueno, todos los alcaldes pueden escribir una carta ahora y así Last Generation dejará de bloquear sus calles'".

Pero Schnarr cree que fue una carta "valiente", que representa la acción colectiva necesaria para hacer frente al cambio climático.

"Ahora ya estamos en contacto con muchos alcaldes sobre este tema. Creo que podemos alcanzar un punto de inflexión social".

¿Por qué pactan los alcaldes con los activistas del clima?

El último alcalde que ha llegado a un acuerdo con los activistas climáticos es el de Marburgo, Thomas Spies, del Partido Socialdemócrata (SPD).

"En Marburgo Last Generation ha hecho varios "ataques con pegamento", casi a diario en la última semana", explica a Euronews Green.

"Les llamamos, les invitamos a hablar de lo que realmente quieren y de si podemos encontrar formas para que los que viven en la ciudad universitaria de Marburgo y nuestros autobuses puedan volver a circular correctamente".

Spies dice que Última Generación quería que pidieran al Gobierno Federal y al Bundestag alemán tres cosas: un consejo ciudadano, límites de velocidad y la vuelta del billete de transporte público de 9 euros para todo el país.

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A Marburgo ya le gustaría poder fijar sus propios límites de velocidad, algo que los municipios alemanes no pueden hacer.

"No puedes hacer eso: pegarte a la carretera. Pero si me enfado por ello, no avanzaremos. Me parece más sensato hablar con la gente y encuentro una solución que satisfaga los intereses de la ciudad en todos los sentidos", afirma Spies.

Así que, tras ver la carta de Hannover y darse cuenta de que sus objetivos climáticos ya coincidían con los del grupo de protesta, el alcalde llegó a un acuerdo con Last Generation.

"La decisión fue fácil de tomar", concluye Spies.

"¿Buscas escalar la situación para que haya más problemas? ¿O primero intentas hablar con los demás y ver de qué se trata?".

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