EventsEventosPodcasts
Loader
Encuéntranos
PUBLICIDAD

Los hipopótamos del magnate colombiano de la droga Pablo Escobar amenazan el ecosistema de Colombia

Escobar e Hipona
Escobar e Hipona Derechos de autor AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Garfield Myrie
Publicado Ultima actualización
Compartir esta noticiaComentarios
Compartir esta noticiaClose Button
Este artículo se publicó originalmente en inglés

Las autoridades colombianas se esfuerzan por hacer frente al impacto medioambiental de los "hipopótamos de la cocaína", crías de animales importados ilegalmente por el capo de la droga Pablo Escobar para su zoo privado.

PUBLICIDAD

Treinta y un años después de la muerte del capo de la droga Pablo Escobar, el Ejército colombiano se moviliza para acabar con una amenaza relacionada con el tráfico de cocaína que él creó, pero esta vez no se trata de traficantes y asesinos, sino de hipopótamos.

En el apogeo de su poder, el cartel de Medellín controlaba el 80% del comercio mundial de cocaína, y se calcula que su fortuna personal rondaba los 30.000 millones de dólares, lo que le convertía en el séptimo hombre más rico del mundo.

El dinero financió una despiadada y sangrienta campaña de asesinatos y narcoterrorismo. En la década de 1980 y hasta su muerte en 1993, el cártel de Escobar fue responsable de asesinatos y caos a escala industrial: sólo en 1991 fueron asesinadas unas 7.500 personas en Medellín.

Un zoológico privado

El bastión de Escobar era una vasta finca privada llamada Hacienda Nápoles, a medio camino entre la ciudad de Medellín y Bogotá, la capital colombiana. Desde allí se construyó su tóxico legado medioambiental que hoy afecta a Colombia.

Hacienda Napoles
Hacienda NapolesFernando Vergara/Copyright 2022 The AP. All rights reserved.

La extensa hacienda contaba con su propia pista de aterrizaje, una plaza de toros con 1.000 plazas, un parque temático de dinosaurios y un zoo de animales exóticos de contrabando, como cebras, jirafas, elefantes y cuatro hipopótamos, tres hembras y un macho gigante llamado Pepe.

Tras la muerte de Escobar en un tiroteo en un tejado en 1993, la mayoría de los animales murieron o fueron reubicados por las autoridades, pero no los hipopótamos. Su tamaño y ferocidad territorial hacían casi imposible capturarlos y realojarlos; los conservacionistas estaban en contra de su sacrificio.

Un peligro para las especies autóctonas y los humanos

Sin depredadores naturales, con abundancia de alimentos y un clima estable con mucha lluvia -las condiciones perfectas para la cría de hipopótamos-, su número creció rápidamente.

En 2009, los cuatro originales se habían convertido en 27. En la actualidad, las autoridades colombianas estiman que el número supera los 169, lo que la convierte en la mayor población de hipopótamos fuera de África.

La amenaza medioambiental que estos gigantes omnívoros suponen para el ecosistema autóctono es enorme. Comen cantidades prodigiosas de hierba, un solo hipopótamo puede consumir hasta 37 kilos al día, y depositan hasta seis kilos de desechos en los ríos y cursos de agua de Colombia.

Capibaras en peligro.
Capibaras en peligro. John Towey/AP

Sus efluentes alteran los niveles de nutrientes de los ríos, matan a los peces y privan de alimento y hábitat a las especies autóctonas, como los manatíes y los capibaras. A medida que aumenta el número de hipopótamos, también lo hace el daño que infligen al delicado ecosistema colombiano. Tan grave es su amenaza que las autoridades colombianas los han declarado especie invasora.

También ha suscitado preocupación la amenaza que los hipopótamos procedentes del negocio de la cocaína de Pablo suponen para las comunidades rurales que ahora viven junto a estos animales enormes y agresivamente territoriales. En África, los hipopótamos matan a unas 500 personas al año, lo que supone el doble de muertes que los leones.

¿Qué hacer ante el aumento de la población de hipopótamos en Colombia?

Los intentos de matar a los hipopótamos han suscitado la oposición de conservacionistas y turistas que los visitan como parte de la "experiencia Escobar", que incluye visitas a la Hacienda Nápoles. Los visitantes suponen unos ingresos vitales para las comunidades locales.

El año pasado fracasaron los planes de trasladar 70 hipopótamos a santuarios de México e India, debido a los retrasos en la obtención de los permisos necesarios.

Ejército colombiano, 1991.
Ejército colombiano, 1991.Ricardo Mazalan/AP1991

Un programa de esterilización de la Agencia Medioambiental Colombiana se paralizó cuando un hipopótamo sedado que iba camino de la castración pesaba tanto que el helicóptero militar que lo transportaba se sobrecalentó y estuvo a punto de estrellarse.

Las autoridades colombianas admiten que ninguna medida les ayudará a controlar a los hipopótamos, pero la lucha continuará para controlar a los hipopótamos cocainómanos de Escobar y librar al país de su tóxico legado medioambiental.

Compartir esta noticiaComentarios

Noticias relacionadas

Los hipopótamos de Pablo Escobar, reconocidos legalmente como personas por un tribunal de EEUU

Los hipopótamos de Pablo Escobar son esterilizados para proteger la fauna de Colombia

Colombia declara la guerra a los hipopótamos de Pablo Escobar