Con un sistema modular de captura de carbono para barcos, Alisha Fredriksson y Roujia Wen están ayudando a descarbonizar el transporte marítimo, piedra a piedra.
La industria del transporte marítimo mueve más del 80% del comercio mundial, pero también es responsable de más de 800 millones de toneladas de emisiones de CO₂ cada año. Y aunque los nuevos combustibles y diseños de barcos apuntan hacia un rumbo más ecológico para el futuro, hacen poco para ayudar a la vasta flota de embarcaciones existentes que todavía aún navegan.
Ese es el desafío que decidieron abordar las ingenieras Alisha Fredriksson y Roujia Wen, con sede en el Reino Unido, para resolver, y su innovación revolucionaria les ha valido un lugar entre los 10 mejores científicos seleccionados a escala mundial para el Premio Jóvenes Inventores 2025, otorgado por la Oficina Europea de Patentes (OEP).
Una solución compacta para un gran desafío industrial
Fredriksson, emprendedora suecocanadiense especializada en tecnología climática, y Wen, ingeniera china con formación en inteligencia artificial y matemáticas aplicadas, fundaron conjuntamente en el Reino Unido la empresa Seabound, una empresa emergente que ha desarrollado un sistema compacto de captura de carbono adaptable a los barcos. A diferencia de la mayoría de los sistemas industriales de captura de carbono, que requieren un almacenamiento complejo a bordo o tanques de alta presión, el dispositivo de Seabound captura el CO₂ directamente de los gases de escape del barco y lo fija con un absorbente a base de cal, transformándolo en pellets sólidos de piedra caliza. El proceso es simple, seguro y está diseñado para funcionar en cualquier embarcación de carga comercial.
"Si imaginas una piedrecita, básicamente es como una esponja de CO₂", explica Fredriksson. "Cuando el CO₂ pasa sobre la piedrecita, lo absorbe y queda atrapado dentro".
El sistema es modular y ampliable. Puede instalarse en contenedores de envío estándar y alimentarse utilizando el calor del escape de la embarcación, lo que requiere una mínima energía adicional. Una vez capturados, los pellets de piedra caliza pueden descargarse como si fueran carga convencional, sin requerir infraestructuras portuarias especializadas. El material puede venderse para su uso en la construcción o procesarse posteriormente para liberar y reutilizar el CO₂, lo que permite reciclar la cal para futuros ciclos de captura.
De la colaboración universitaria al impacto en el mundo real
Fredriksson y Wen se conocieron en la universidad y lanzaron Seabound en 2021. Fredriksson había trabajado en el sector de los combustibles electrónicos marítimos, donde vio de primera mano la escasez de CO₂ capturado necesario para la producción. La experiencia de Wen en ingeniería de sistemas les ayudó a desarrollar un prototipo funcional. "Al principio, la gente pensó que era una locura que asumiéramos un desafío tan grande", dice Wen. "Hasta que vieron nuestro prototipo de seis metros de altura realmente construido. Luego empezaron a ver que era real, que estaba sucediendo".
Desde entonces, su sistema ha sido probado en el mar en una embarcación de carga comercial, con una eficacia del 78% en la captura de CO₂ y del 90% en las emisiones de azufre, según Seabound. Esta tecnología no sólo cumple objetivos medioambientales, sino que también ofrece a los propietarios de embarcaciones una alternativa rentable al reemplazo de flotas enteras: una solución puente fundamental para el sector.
"La sostenibilidad significa construir un mundo que funcione tanto para las personas como para el planeta", afirma Wen. "No sólo para hoy, sino para las generaciones venideras".
La innovación de este dúo apoya directamente el Objetivo de Desarrollo Sostenible n.º 13 de la ONU (Acción por el clima), al ofrecer una forma ampliable de reducir las emisiones en uno de los sectores más difíciles de descarbonizar.
Su invento demuestra que limpiar los mares no tiene por qué esperar al futuro: puede comenzar con los barcos que ya están en el agua.