En las islas remotas del Atlántico, un proyecto nuevo de la UE ayuda a reinventar el turismo marino.
En algunas de las zonas más remotas del Atlántico, el turismo marino es una línea de vida y un desafío. Las economías locales dependen de él, pero las prácticas tradicionales afectan a los ecosistemas frágiles. A medida que el cambio climático calienta los océanos y altera el comportamiento de la vida silvestre, los operadores turísticos se ven obligados a replantearse la forma en que hacen negocios.
Y ahí es donde entra TWINNEDbySTARS. Este proyecto, respaldado por la UE, ayuda a las pequeñas empresas turísticas de las Islas Canarias, Madeira, Azores y Martinica a encontrar formas más inteligentes y ecológicas de operar en el mar. ¿El objetivo? Lograr que el turismo marino sea más competitivo sin dejar de proteger la biodiversidad, preservar el patrimonio local e incluso abrir la puerta a un nuevo tipo de experiencia: el astroturismo marino.
Con casi 1 millón de euros en financiación, el proyecto se desarrolla desde 2023 hasta 2026 y reúne a científicos, expertos en turismo y pequeñas empresas para explorar cómo sería un futuro más sostenible en el agua.
La doctora Yen Lam González, investigadora posdoctoral en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, forma parte del equipo que guía la investigación del proyecto. Explica que se trata de cambiar tanto las mentalidades como los métodos. "El ecosistema marino, al igual que los terrestres, está sometido a una presión constante por culpa de la actividad humana", expone.
Pero el cambio ya se está produciendo. Hay operadores turísticos del proyecto que han comenzado a electrificar sus barcos, reduciendo así el ruido y la contaminación. Otros, reviven técnicas antiguas de navegación: navegan sin motores ni electrónica, guiados solo por el viento y las estrellas; una experiencia que combina tradición, narración de historias y viajes de bajo impacto.
Los hidrófonos son una de las innovaciones más populares. Estos micrófonos submarinos se utilizan no solo para ayudar a localizar ballenas y delfines, sino también para ofrecer a los pasajeros una conexión más profunda con el entorno marino. «No se trata solo de avistar un delfín», anuncia González. "Sino de comprender todo el ecosistema: cómo vive, cómo suena, cómo encaja todo".
En definitiva, la idea es sencilla: si el entorno prospera, todo el mundo sale ganando.