El lago Iznik, uno de los principales recursos de agua dulce de Turquía, se está secando con rapidez y la lámina de agua ha retrocedido hasta 350 metros.
Ahora afloran carrizales antes sumergidos y antiguas rampas de botadura se han convertido en extensiones de barro seco.
Los expertos advierten de que la mala gestión del agua y el desvío de afluentes para el riego agravan la caída del nivel del agua.
Las imágenes aéreas muestran muelles al descubierto y amplias zonas secas a lo largo de una ribera en retroceso.
Las autoridades impusieron restricciones al riego agrícola con agua del lago Iznik durante el verano.