Han pasado casi dos años desde que un hombre armado convirtió esta pacífica isla noruega en un baño de sangre. Las víctimas eran miembros de las juventudes del Partido Laborista.
Otto Lovik no olvidará el 22 de julio de 2011, cuando escuchó disparos procedentes de la isla de Utoya. Este noruego y otras personas cogieron sus barcas para rescatar a todos los jóvenes que pudieron. Sacaron de allí a 250 que participaban en un campamento de verano de las juventudes del Partido Laborista.
Otto pensó, al principio, que era un ataque perpetrado por los islamistas, pero estaba equivocado. El país se conmocionó cuando conoció la identidad del asesino, un untraderechista llamado Anders Behring Breivik. Murieron 69 adolescentes. Unas horas antes una explosión en Oslo, cerca de unas oficinas del del Gobierno y provocada por el mismo hombre, dejó 8 muertos
Breivik acusó al Gobierno noruego de haber sido demasiado blando frente a la creciente amenaza del islam tanto en Noruega como en Europa. Aunque para muchos lo que hizo fue obra de un loco, lo cierto es que Breivik fue declarado responsable de todos sus actos y condenado a la máxima pena, 21 años de prisión.
En septiembre en Noruega se celebrarán las primeras elecciones generales desde la matanza de Utoya. Algunos creen que el Gobierno podría haber hecho más para captar unas señales que ya estaban allí desde hace tiempo. Otros lo ven como una tragedia que deja aún muchos interrogantes .