¿Qué justicia para la mujer maltratada que termina asesinando a su verdugo?

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Por Escarlata Sanchez
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En Francia, Jacqueline Sauvage se ha convertido en el símbolo de las víctimas de violencia doméstica que acaban matando a su agresor. Pero, ¿por qué

En Francia, Jacqueline Sauvage se ha convertido en el símbolo de las víctimas de violencia doméstica que acaban matando a su agresor. Pero, ¿por qué las víctima no abandonan el domicilio ante los malos tratos? ¿Qué leyes protegen a las víctimas? ¿Hay que cambiar la ley sobre la legítima defensa?

Al igual que sus gatos, Alexandra Lange tiene siete vidas, pero hay una de ellas que quisiera olvidar.

Durante catorce años, esta madre de cuatro hijos, fue víctima de violencia de género hasta que en 2009, creyó que su marido iba a matarla. Pero fue ella quien lo mató con un cuchillo. Alexandra fue absuelta hace tres años. En aquella época acudió a la policía.

“Cuando fuí a la policía vieron que llegaba a pie y sin apenas sangre. Bueno, todavía se podían ver algunas marcas en el cuello, y tenía un poco de sangre en la boca, el ojo hinchado y el arco de la ceja como una pelota de ping-pong. Y el policía se quedó dentro del coche y me dijo: ¿Es usted la señora que quiere poner una denuncia? Sí, acabo de ser maltratada por mi marido y no puedo más. Pero si casi no tiene sangre… me dijo: ¿Perdón? Entonces volveré cuando me haya matado.”

La historia de Alexandra se convirtió en un libro y en el telefilme L’Emprise, de Claude-Michel Rome.

Durante el juicio Alexandra aseguró haber actuado en legítima defensa. Ella le había apuñalado cuando él la estaba estrangulando. Tras su detención, Alexandra pasó 18 meses en detención provisional antes de ser puesta en libertad.

“Cuando entré en la cárcel, pensaba que era la única mujer que había matado a su marido porque me había pegado. Entonces, en la cárcel, ví un reportaje en televisión sobre las mujeres de la prisión de Bapaume en el Paso de Calais. Fue cuando me enteré de que varias mujeres habían matado a sus maridos víctimas de la violencia conyugal. Y me dije: no soy la única.”

Un indulto por petición popular

En Francia, el caso de Jacqueline Sauvage es el que más repercusión ha tenido recientemente. La Justicia no aceptó la legítima defensa. Fue condenada en diciembre pasado a 10 años de cárcel por haber matado a su marido disparándole tres tiros por la espalda. Un marido violento que durante más de 45 años había abusado de ella y de sus hijos. El presidente François Hollande la indultó parcialmente en enero tras una movilización nacional a su favor.

¿Un derecho a la legítima defensa diferida?

La actriz francesa Eva Darlan lideró esa petición.
Víctima de violencia doméstica, la actriz apoya un proyecto de ley que instauraría un derecho a la “legítima defensa diferida” para mujeres maltratadas. Hoy en día, sólo Canadá dispone de ese tipo de legislación.

“Es una ley que va a proteger a las mujeres, asegura Eva Darlan. Evidentemente que si se trata de legítima defensa debe ser diferida porque uno no puede defenderse en el momento en que te están matando. Quizá, como en el caso de Jacqueline Sauvage, a ella le acaba de pegar el marido, el tiempo que tardó en coger el fusil, ¿ya no se trata de legítima defensa? Eso es inaceptable. El juicio de Jacqueline Sauvage fue inicuo y escandaloso. Es muy injusto y doloroso.”

Cruda y desnuda – El manifiesto de mi cuerpo es una pieza de teatro escrita por Eva Darlan. Habla de las mujeres y de violencia sexista. Ella de pequeña sufrió abusos por parte de su padre y durante años recibió malos tratos de su pareja.

“Las leyes no se aplican realmente, apenas se aplican, prosigue Darlan. Sabe usted, la ley de protección fuera del domicilio a menos de 500 metros raramente se aplica. El maltrato psicológico casi nunca se tiene en cuenta… yo tenía un dosier sobre acoso moral así de grande. Y sin embargo el caso fue archivado.”

En Francia, una de cada diez mujeres es víctima de violencia sexista

El caso de Jacqueline Sauvage volvió a poner en la palestra el tema de la violencia doméstica. ¿Cómo detener el número de víctimas mortales a manos de sus agresores? Se estima que sólo en Francia, cada día muere una mujer por la violencia de género.

El abogado, Luc Frémiot ha defendido la causa de diversas víctimas durante más de 10 años.

En su libro Je vous laisse juge, “Juzguen por sí mismos” pide un mayor compromiso de la Justicia.

Luc Frémiot, fiscal del tribunal de apelación de Douai, se ocupó del juicio de Alexandra Lange. El interrogatorio y su alegato de acusación aparecen en la película.

Fremiot considera que este veredicto fue injusto pero teme que un cambio en las leyes sobre la legítima defensa envien un mensaje equivocado a la sociedad.

“Lo que me choca es que a las mujeres se les va a dar un cheque en blanco, casi un permiso para matar si consideran que no se pueden defender de otra manera. No podemos considerar que están ante una amenaza de muerte permanente. Hay momentos en los que las cosas van mejor. Son los periodos llamamos “luna de miel” en los que el autor de actos violentos trata de volver con su mujer, prometiéndole que no lo volverá a hacer. Entre las escenas de violencia, hay muchos periodos en los que la mujer debe aprovechar para marcharse, para poner una denuncia y llamar a un abogado o a una asociación. Se puede entender que una mujer sienta odio por la persona que la golpea desde hace años. Ella puede preparar un asesinato diciéndose, ya estoy harta. Le voy a matar. Y en esas condiciones es posible preparar un asesinato. Y decirse después: no soy culpable, se trataba de legítima defensa diferida. Eso no puede ser porque pone en tela de juicio las bases del derecho y las normas de la sociedad.”

Pegarme todos los días se convirtió en una especie de ritual

Morgane Seliman fue víctima de violencia doméstica durante más de cuatro años antes de presentar una denuncia y lograr que su marido fuera condenado a prisión. Cuenta su experiencia en el libro: Él me robó la vida, en el que explica por qué permaneció tanto tiempo con su marido antes de reaccionar.

“Todo empezó cuando me quedé embarazada. Él reaccionaba por cualquier cosa, por mínima que fuera, por ejemplo si no encontraba el mando a distancia o si los cojines no estaban en su sitio. Era en seguida un pretexto para pegarme y poner en marcha su máquina infernal, una especie de cuenta atrás, sabiendo que iba a acostar a nuestro hijo a las dos de la tarde, si cometía un error por la mañana, me decía dentro de cuatro horas te pego una paliza, dentro de tres horas, dos horas, una hora, diez minutos, hasta que llegaba el momento fatídico.”

¿Por qué se quedó con él tanto tiempo?

“De alguna manera seguía habiendo amor. Tenía esperanzas al decirme estoy embarazada, voy a fundar una familia y tal vez este hombre cambie y se vuelva bueno. Además, tenía miedo. El miedo se hacía cada vez más grande y yo me decía: este hombre está loco, me va a matar. Va a atacar a mi familia. Y además, de todas formas, llegaba un momento en el que me pegaba tanto, todos los días, que ya se había vuelto como un ritual. Y lo único en lo que pensaba era ¿cómo estará de humor? Esperaba seguir viva al día siguiente para poder dar de comer a mi hijo. No tenía tiempo de pensar en marcharme ni en hacer nada.”

Hoy Morgane vive en Normandía con su hijo,después de haber estado escondida durante más de un año. Le está agradecida a las asociaciones que la ayudaron.

Pero todavía tiene miedo. Su ex marido ya no está en la cárcel y tiene el derecho legal de ver a su hijo. Y de hecho ella recibió amenazas cuando publicó su libro:

“Ya no tengo tanto miedo como antes. No es el mismo tipo de miedo. Ahora lo que temo es el día en el que se vuelva loco y que ese día pase a la acción y acabe conmigo.”

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