La crisis del coronavirus ha disparado la tensión en el seno de la Unión Europea, cuyos líderes siguen sin ponerse de acuerdo sobre qué medidas son necesarias para contrarrestar sus terribles consecuencias económicas.
La crisis del COVID-19 ha disparado la tensión en el seno de la Unión Europea, cuyos líderes siguen sin ponerse de acuerdo sobre qué medidas son necesarias para contrarrestar sus terribles consecuencias económicas.
Al término de cinco horas de videoconferencia, la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, prefirió ver el vaso medio lleno: "en las conclusiones del Eurogrupo está clara la tarea y creo que debía presentar propuestas en un plazo de dos semanas", decía a los Ventisiete través de las pantallas.
El presidente del Parlamento Europeo ha apoyado la idea de que los gobiernos emitan los llamados "coronabonos", para que los países miembros de la UE asuman la deuda de forma colectiva. Sin embargo, países ricos, como Alemania, Austria, Finlandia y Holanda, se muestran reacios a una mutualización que, argumentan, podría repercutir en su recuperación económica. En el otro extremo, España e Italia, los países más afectados por la pandemia, encabezan la lista de nueve miembros que apoyan esa medida y cuya aplicación han solicitado por carta a Bruselas.
"Necesitamos una estrategia de recuperación y necesitamos usar todas las herramientas posibles", decía el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, "Esto significa que el presupuesto europeo es una de esas herramientas pero también el mercado único y la mejora del mercado son herramientas posibles que podemos utilizar".
Como otras crisis, la del coronavirus levanta ampollas y abre dolorosas grietas en el seno de la Unión.