Empresas que triunfan en plena pandemia

Buddy Buddy es un café a base de plantas y también la historia de un éxito en plena pandemia. Desde que abrió, hace menos de un año, en Bruselas, este local funciona a pleno rendimiento. Durante el primer confinamiento, se convirtió en un punto de encuentro.
“Abríamos dos horas al día y la gente hacía cola. Ganábamos mucho dinero en unas pocas horas”, explica Matt Samra, uno de los propietarios.
Pero no se trata sólo de café. Esta empresa tiene otro producto estrella: la mantequilla de cacahuete. Empezaron trabajando en casa y acabaron abriendo un taller para satisfacer la demanda.
"Hubo mucho interés por parte de las tiendas de productos biológicos y las tiendas orgánicas que se estaban quedando sin producto", añade Samra. "Muchos clientes se pusieron a cocinar en casa y se pusieron a compartirlo en las redes sociales. Así que pasamos de hacer cientos de frascos al mes a hacer miles".
En pocas palabras, Buddy Buddy está de moda y no es un caso único. Según Unizo, la asociación que representa a los autónomos y a las pymes, casi 2.000 nuevos negocios abrieron en Bruselas durante el segundo trimestre de este año, y 11.000 lo hicieron en Flandes.
"Hemos visto muchos nuevos empresarios durante la crisis y es una muy buena noticia para nuestra economía", afirma Danny Van Assche, director ejecutivo de Unizo. "Creo que es algo que caracteriza a los emprendedores, aprovechar las oportunidades e innovar. Ante una situación nueva, y aunque sea una crisis, saben ver las oportunidades".
Otro ejemplo nos lo brinda una profesora de danza de la ciudad de Lovaina. Tenía un estudio de fitness y en 2020 se ha expandido a través de internet.
"Nuestro programa funciona muy bien en casa. Sirve para que las familias se diviertan. Se vuelvan realmente locas y se sienten como si estuvieran saliendo cuando no pueden hacerlo", explica Katarzyna Morton, fundadora de Partyrobics. "Así que nos expandimos a la comunidad en línea. Permite vivir un momento salvaje en este momento tan difícil".
Con los gimnasios, discotecas y bares cerrados en muchos lugares de Europa, bailar en la sala de estar no es una mala alternativa. Y seguramente muchos médicos lo recomendarían.