EEUU quiere "maximizar" la persecución del crimen de agresión de Rusia

El presidente de Rusia, Vladímir Putin.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin. Derechos de autor Sergei Karpukhin/Sputnik
Derechos de autor Sergei Karpukhin/Sputnik
Por Efi KoutsokostaJorge Liboreiro
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El objetivo de Washington es crear un efecto disuasorio.

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El enjuiciamiento del crimen de agresión supuestamente cometido por Rusia contra Ucrania debe maximizarse para crear un efecto disuasorio en otros países que puedan verse "tentados" a incurrir en comportamientos similares, ha afirmado Beth Van Schaack, embajadora en misión especial de Estados Unidos para la justicia penal mundial.

"He visto una evolución increíble en términos de que el mundo está cada vez más unido sobre el imperativo de la justicia, no sólo para reivindicar a las víctimas y supervivientes cuyos planes de vida han sido indeleblemente interrumpidos por la terrible guerra de agresión de Rusia, sino también para crear un efecto disuasorio", ha dicho Van Schaack a Euronews en una entrevista.

"Otros Estados que pudieran verse tentados a participar en guerras de agresión en sus propios vecindarios se lo pensarían dos veces porque verían una respuesta contundente de la justicia por el crimen de agresión y también por los crímenes de guerra y de lesa humanidad que pudieran derivarse de la comisión del acto inicial de agresión", ha apuntado la embajadora.

La persecución del crimen de agresión ha ocupado un lugar destacado en la agenda desde que el Kremlin inició la invasión de Ucrania, una decisión que la gran mayoría de la comunidad internacional ha definido como una violación atroz de la Carta de las Naciones Unidas y de la soberanía de Ucrania.

Una resolución de la ONU respaldada en febrero por 141 países denunciaba "las nefastas consecuencias humanitarias y para los derechos humanos de la agresión de la Federación Rusa contra Ucrania" y pedía el cese inmediato de las hostilidades y la retirada incondicional de todas las tropas rusas.

Pero a pesar del creciente coro de voces que piden responsabilidades, el enjuiciamiento de los crímenes de agresión sigue siendo un reto jurídico enorme sin un camino claro a seguir. La última vez que este tipo de delito se llevó ante la justicia fue durante los juicios de Núremberg celebrados tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los cargos se conocían como "crímenes contra la paz".

"Se están produciendo conversaciones. Las negociaciones siguen en marcha", ha dicho en la entrevista Van Schaack, que coordina la respuesta legal de Estados Unidos a las atrocidades cometidas en todo el mundo.

"Varios Estados diferentes están muy comprometidos con garantizar una rendición de cuentas significativa por el crimen de agresión, incluido Estados Unidos. Y por eso estamos buscando modalidades y formas de hacerlo".

A diferencia de los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el genocidio, que se aplican a los individuos que cometen personalmente las atrocidades, como oficiales militares y mercenarios, el crimen de agresión es un crimen de liderazgo que se dirige contra la persona encargada en última instancia de controlar el Estado agresor.

La agresión en sí misma puede consistir en una invasión, una ocupación, una anexión, un bloqueo de puertos, un bombardeo o cualquier otra agresión que implique el uso de armas por parte de un Estado contra otro.

Según la Corte Penal Internacional (CPI), el crimen de agresión se refiere a "la planificación, preparación, iniciación o realización, por una persona que esté en condiciones de controlar o dirigir efectivamente la acción política o militar de un Estado, de un acto de agresión que, por sus características, gravedad y escala, constituya una violación manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas".

Esto convierte al Presidente Vladimir Putin en el acusado más probable en un futuro juicio. Esa posibilidad, sin embargo, sigue siendo una aspiración abstracta en el mejor de los casos. Los jefes de Estado gozan de inmunidad judicial en virtud del derecho internacional y un juicio en rebeldía podría considerarse ilegítimo a ojos de muchos.

Aunque la CPI estableció su jurisdicción sobre los crímenes de agresión en virtud de las llamadas Enmiendas de Kampala, ésta sólo se aplica a los países y nacionales de países que son parte del Estatuto de Roma, algo que ni Rusia ni Ucrania son.

La CPI también puede obtener jurisdicción por remisión del Consejo de Seguridad de la ONU, una vía alternativa que está casi garantizado que será bloqueada por Rusia, miembro permanente del Consejo, y también posiblemente por China, uno de los aliados más cercanos de Moscú.

Como posible avance, la Unión Europea ha planteado dos opciones jurídicas: un tribunal ad hoc basado en un tratado multinacional o un tribunal híbrido basado en el sistema judicial de un país pero con elementos de derecho internacional.

Ese país sería con toda probabilidad Ucrania, cuyo Código Penal penaliza explícitamente la "planificación, preparación y realización de una guerra de agresión" con penas de prisión de hasta 15 años.

Mientras se desarrollan los debates entre los responsables políticos y los juristas, los aliados occidentales han acordado crear el Centro Internacional para el enjuiciamiento de los crímenes de agresión (ICPA) con el fin de recopilar y analizar pruebas para un futuro juicio centrado en el crimen de agresión.

La embajadora Van Schaack acogió con satisfacción el ICPA como un paso provisional "importante" que puede ayudar a sentar las bases para un caso jurídico sólido. "Con el tiempo, habrá un deseo y un interés en confirmar potencialmente los cargos contra individuos concretos. Y entonces es cuando necesitaremos un tribunal", ha dicho Van Schaack. "Imagino que las negociaciones continuarán a lo largo de la primavera y hasta el verano. Y entonces, lo ideal sería que se estableciera algo hacia finales de este año", ha añadido.

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"Los Estados están muy comprometidos en dar con el modelo adecuado para maximizar la capacidad de enjuiciar con éxito el crimen de agresión con la máxima implicación y legitimidad internacionales".

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