El Tribunal de Cuentas de Francia ha desmentido las anteriores afirmaciones del primer ministro, François Bayrou, sobre el coste del régimen de pensiones del país.
El primer ministro francés, François Bayrou, sorprendió al país al declarar en enero que el sistema de pensiones nacional estaba perdiendo miles de millones. Como parte de su declaración de política gubernamental, en la que expuso sus prioridades al Parlamento, Bayrou dijo que las pensiones le costaban a Francia 55.000 millones de euros al año y que la controvertida reforma de las pensiones de 2023 necesitaría otra revisión.
Bayrou encargó al Tribunal de Cuentas que realizara un informe sobre las arcas del país, con el fin de aportar datos y cifras objetivos para cualquier futuro cambio en el sistema de pensiones. El Tribunal publicó su informe el 20 de febrero, revelando que el déficit de las pensiones será de unos 15.000 millones de euros en 2035, y de unos 30.000 millones dos años más tarde. No se trata de los 55.000 millones de euros sugeridos por Bayrou, pero sigue siendo un grave agujero en las finanzas del país.
En la situación actual, el déficit se estabilizará en unos 5.000 millones de euros durante los próximos cinco años, gracias a los efectos de la reforma de las pensiones de 2023, pero no será suficiente: las cosas empezarán a empeorar rápidamente a partir de ahí, según el Tribunal.
Perspectivas "preocupantes"
Según el Tribunal, las perspectivas financieras de Francia en materia de pensiones para 2045 son "preocupantes" y el problema radica en dos regímenes en particular: el régimen general de pensiones y el de los empleados de las Administraciones locales y los hospitales. "Ni una productividad laboral per cápita superior a la prevista (1% anual en lugar de 0,7%), ni la eventual reducción de la tasa de paro al 5% (en lugar del 7%) reducirían significativamente los esfuerzos necesarios para volver al equilibrio", dijo el tribunal.
Según el Tribunal, la deuda causada por estos dos regímenes ascendería a 470.000 millones de euros en 2045, lo que iría en contra del principio de los regímenes de pensiones por reparto, según el cual las pensiones las paga la población activa actual en un momento dado. No obstante, destacó algunos puntos positivos: dijo que las pensiones seguirían creciendo durante este período, sin tener en cuenta la inflación, y que los pensionistas franceses estarían en mejor situación que los de otros países de la OCDE.
"Además, la duración de la jubilación no disminuiría en comparación con la situación actual a pesar del aumento de la edad de jubilación vinculado a la aplicación de la reforma de 2023", dijo el tribunal. "El retraso de la edad de jubilación se compensaría con un aumento equivalente de la esperanza de vida".
También dijo que los autónomos no se verían perjudicados y que los regímenes complementarios de pensiones también deberían aumentar. Al entregar los resultados del informe, el primer presidente del tribunal, Pierre Moscovici, dijo que sus objetivos no eran ofrecer recomendaciones sobre lo que debería hacer el Gobierno a continuación, sino llegar a conclusiones claras sobre el sistema de pensiones.
Una reforma que generó polémica y protestas
Sin embargo, la reforma de las pensiones, que elevó la edad de jubilación de 62 a 64 años, sigue siendo muy impopular en Francia. La evaluación del Tribunal de Cuentas, que sugiere que no es suficiente para corregir el déficit global de Francia del 6,1% a finales de 2024, es un duro golpe a los llamamientos para deshacerse de ella.
La reforma de las pensiones se introdujo bajo el Gobierno de Élisabeth Borne y se aprobó en marzo de 2023, después de que la ex primera ministra utilizara una controvertida herramienta constitucional conocida como artículo 49.3 para forzar la aprobación de su plan presupuestario en el Parlamento sin conceder el voto a los diputados.
La mera presentación del proyecto de ley desencadenó una serie de protestas multitudinarias, en ocasiones violentas, en toda Francia, que provocaron la interrupción generalizada de los servicios públicos y múltiples mociones de censura contra Borne, a las que sobrevivió.
Tres mociones de censura en menos de un mes
La historia de Bayrou ha sido similar desde que asumió el cargo en diciembre, con un comienzo difícil provocado sobre todo por el alarmante estado de las finanzas francesas. Recientemente, el primer ministro sobrevivió a su tercera moción de censura en menos de un mes, después de que él mismo utilizara el artículo 49.3 para hacer aprobar su presupuesto para 2025.
Superar la votación significa la aprobación automática del plan presupuestario, que pretende recortar 30.000 millones de euros y aumentar los impuestos en 20.000 millones para limitar el déficit de Francia al 5,4% del PIB este año. Bayrou ya había manifestado su intención de reabrir el debate sobre la polémica reforma de las pensiones para ganarse el apoyo de los diputados socialistas, que necesitaba para evitar la moción de censura.
Bayrou ha dicho además que todas las opciones están sobre la mesa, incluida una nueva modificación de la edad de jubilación, siempre que no perjudiquen aún más las finanzas del sistema de pensiones. Francia se encuentra en un estado de parálisis política después de que el presidente Emmanuel Macron disolviera la Cámara Baja del Parlamento tras la derrota de su partido en las elecciones europeas de junio de 2024.
Las elecciones del verano acabaron con un Parlamento dividido en tres bloques sin mayoría absoluta, lo que llevó rápidamente al colapso del Gobierno del predecesor de Bayrou, Michel Barnier, que se convirtió en el primer ministro que menos tiempo ha ocupado el cargo en Francia.