¿Se pueden prevenir las riadas? En este episodio de 'Smart Regions', visitamos un pueblo de la cuenca del río Elba, donde las crecidas son cada vez más extremas debido al cambio climático, para conocer de primera mano las medidas contra inundaciones cofinanciadas por la Unión Europea.
Döbeln es un pequeño pueblo de Alemania, situado en la cuenca del río Elba, cerca de Dresde. En 2002 sufrió una de las peores riadas de los últimos 100 años. “Fui a ayudar a casa de un amigo, cerca del río, allí el agua llegaba al primer piso, había tres, casi cuatro metros de agua. Fue horrible. Todavía me duele recordarlo”, cuenta emocionado Alfred Klepzig, un habitante del municipio.
La riada de 2002 dejó 232 muertos en varios países de Europa Central. En Döbeln, hubo 21 víctimas mortales, 600 edificios arrasados y 300 negocios golpeados por el agua y el lodo. Las pérdidas económicas ascendieron a 150 millones de euros. En 2013, otra riada volvió a golpear la zona.
El alcalde del pueblo, Sven Liebhauser, nos muestra las marcas de agua que aún hoy hay en muchas de las fachadas de la ciudad. “El agua llegó hasta aquí”, nos cuenta señalando la marca del ayuntamiento, “pero en otras partes llegó a 3,84 metros, hoy gracias a las medidas de prevención de inundaciones cofinanciadas por la Unión Europea estamos más seguros”.
El centro de Döbeln es una isla, dos ríos rodean por completo el casco histórico. Uno de ellos, el Freiberger Mulde, es un río rápido y por tanto las crecidas son explosivas. A diferencia de otras ciudades de la cuenca del río Elba, una vez empiezan las lluvias torrenciales, Döbeln cuenta pocas horas antes de que se produzca la crecida.
“Hay poco margen para reaccionar y por tanto las obras, técnicamente suponían todo un reto para conseguir que el agua no entre por ninguno de los dos flancos”, cuenta el alcalde del municipio.
¿Cómo prevenir las inundaciones en una isla?
Tras numerosos estudios y previsión de modelos que pudieran mitigar las crecidas, en 2009 empezaron las obras en esta zona y aún continuarán hasta 2029.
En el río más pequeño se ha construido un canal de desvío. Se ha ampliado su cauce, triplicando su anchura, para acoger las crecidas. Las obras aquí fueron titánicas: se han tenido que excavar la anchura y longitud del río 2,2 kilómetros, lo que supuso derribar varios edificios, nos explican los responsables de la Administración de Embalses del Estado de Sajonia.
La presa, situada en la confluencia de los dos ríos, también es clave en el plan de prevención. Cuenta con sensores y cámaras que miden y envían por satélite en tiempo real el nivel del agua, lo que permite predecir las crecidas. “Cuando el caudal sube, la compuerta de acero se abre de forma totalmente automática y desvía el 70% del agua al canal artificial”, nos explica Katrin Schöne, la portavoz de la Administración de Embalses del Estado de Sajonia.
Si andamos por las riberas del Freiberg Mulde, el río natural, vemos que ya se han construido numerosos muros de contención para proteger la ciudad. Se espera que cuando acaben las obras haya construidos 6,5 kilómetros de protecciones en las riberas.
“El 24 de diciembre, en Nochebuena del 2023, ya tuvimos una prueba: el sistema demostró su eficacia y protegió nuestra ciudad. Ahora miramos el futuro con más optimismo”, nos cuenta el alcalde, Sven Liebhauser. Aunque las obras no estarán acabadas hasta 2029, esta infraestructura ya ha impedido que las crecidas golpeen de nuevo en Döbeln.