Por Andrey Ostroukh
MOSCÚ, 5 jul - La economía rusa se ha recuperado con fuerza en los últimos meses, lo que ha supuesto una ventaja para las autoridades en vísperas de las elecciones, pero un brusco aumento de los casos de COVID-19 y la necesidad de subir las tasas de interés para combatir la inflación están obstaculizando un mayor crecimiento.
Tras una contracción del 3% en 2020, la más acusada de los últimos 11 años, la economía rusa se ha recuperado gracias a un repunte de la demanda de los consumidores y a los altos precios del petróleo, su principal producto de exportación, lo que ha provocado una serie de mejoras en sus perspectivas económicas.
El banco central espera que la economía crezca entre un 3% y un 4% este año, a pesar de las tres subidas de tasas que ha llevado a cabo para frenar la persistente inflación. Sin embargo, la cuarta subida de los tasas, prevista para julio en al menos un 6%, y las perspectivas de un encarecimiento aún mayor de los préstamos podrían pasar factura a la actividad empresarial.
La economía alcanzó su nivel prepandémico a mediados de este año, cuando Rusia se vio afectada por un nuevo aumento de los casos de COVID-19, atribuido a una nueva variante Delta altamente infecciosa.
"Se han sentado las bases para que la recuperación continúe en el tercer trimestre, pero la última oleada del virus y la posibilidad de un mayor endurecimiento de las medidas de contención representan una amenaza fundamental", señaló la firma de investigación Capital Economics en una nota.