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Ante la alta inflación, el BCE mantendrá el rumbo de la retirada de los estímulos

El BCE debería subir tasas de interés en julio para frenar la inflación: jefe del Bundesbank
El BCE debería subir tasas de interés en julio para frenar la inflación: jefe del Bundesbank Derechos de autor Thomson Reuters 2022
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Por Reuters
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Por Balazs Koranyi y Francesco Canepa

FRÁNCFORT, 14 abr - Es posible que el Banco Central Europeo establezca el jueves un calendario más claro para la retirada de sus estímulos extraordinarios, en un momento en el que la preocupación por una inflación en máximos se impone a la inquietud por una recesión relacionada con la guerra.

El BCE lleva meses reduciendo el ritmo de su programa de impresión de dinero, pero hasta ahora ha evitado comprometerse con una fecha de finalización del plan, preocupado por que la guerra en Ucrania y los precios desorbitados de la energía puedan cambiar repentinamente el panorama.

Por el momento, el banco tiene previsto poner fin a las compras de bonos, comúnmente conocidas como flexibilización cuantitativa, en algún momento del tercer trimestre, y los tipos de interés subirán "algún tiempo" después.

Aprobado el mes pasado, este calendario tan poco preciso ya está siendo puesto en tela de juicio, ya que fuerzas opuestas enfrentan al Consejo de Gobierno a un dilema a la hora de fijar los tipos de interés.

Por un lado, la inflación ya se encuentra en un nivel récord del 7,5%, con más aumentos por venir. Por otro, la economía del bloque se encuentra estancada, en el mejor de los casos, y el impacto de la guerra perjudica tanto a los hogares como a las empresas.

"Dados los altos niveles de incertidumbre, (el BCE) probablemente querrá mantener el grado de opciones y flexibilidad", dijo el economista de ABN Amro Nick Kounis.

"Sin embargo, es probable que el tono agresivo se intensifique, lo que no deja lugar a dudas de que el resultado más probable en los próximos meses es el fin de las compras netas de activos y, posteriormente, la subida de los tipos de interés oficiales".

De hecho, un grupo de dirigentes del BCE de talante conservador en política monetaria, como los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Países Bajos, Austria y Bélgica, han defendido la necesidad de subir los tipos de interés, preocupados por la posibilidad de que la alta inflación se prolongue en exceso.

Además, las expectativas de inflación a largo plazo, un indicador clave de la credibilidad de la política monetaria, se han situado por encima del objetivo del 2% del BCE, aunque los salarios aún no han respondido a la subida de precios.

¿SUBIDAS DE TIPOS?

Por ello, aunque se espera que la política monetaria se mantenga sin cambios en la reunión del jueves, la directora del BCE, Christine Lagarde, podría verse presionada para señalar con mayor firmeza que el apoyo se reducirá en los próximos meses.

"Lagarde podría insinuar un final condicional de las compras (de activos) en junio, abriendo la posibilidad de una primera subida de tipos en septiembre", dijo el estratega de Pictet Frederik Ducrozet. "Otra posibilidad es que se abstenga de hacer frente a las previsiones de tipos del mercado, lo que es coherente con un comienzo de las subidas en septiembre".

Lagarde contrajo el COVID-19 la semana pasada, pero dijo que sus síntomas eran "razonablemente leves".

Los mercados prevén ahora una subida combinada de 70 puntos básicos del tipo de depósito del BCE de menos 0,5% este año, a pesar de que ninguno de los 25 responsables de política monetaria del BCE ha pedido un ajuste tan agresivo.

La cautela de los responsables monetarios se ve alimentada por las perspectivas económicas, que se están deteriorando rápidamente.

Los altos precios de la energía están agotando el ahorro de los hogares y la incertidumbre de la guerra está frenando la inversión empresarial. Los bancos también están restringiendo el acceso al crédito, como hacen tradicionalmente durante las guerras, lo que podría agravar la recesión.

Por su parte, los partidarios de la política monetaria expansiva sostienen que la inflación es, en su mayor parte, el resultado de las perturbaciones externas en el suministro, por lo que la inflación se reducirá naturalmente con el tiempo.

De hecho, los altos precios de la energía tienden a ser deflacionarios a largo plazo porque frenan el crecimiento, por lo que existe el riesgo de que la inflación baje demasiado.

"Una cuestión clave es determinar si el flujo de energía rusa hacia Europa seguirá manteniéndose sin problemas. En caso de que se produzcan restricciones de volumen, veríamos un riesgo mucho mayor de recesión en la eurozona, lo que probablemente llevaría al BCE a mostrarse más cauteloso", dijo Reinhard Cluse, economista de UBS.

Aun así, sopesando las dos fuerzas opuestas, es probable que el BCE vea un mayor riesgo en el aumento de la inflación, aunque los dirigentes monetarios sigan actuando con pequeños incrementos, estando preparados para cambiar de rumbo en un corto plazo.

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