Mientras los gobiernos de la UE debaten el paquete ómnibus digital, Europa se divide, unos lo ven clave para apoyar a las empresas europeas, otros se aferran al RGPD y a la Ley de IA.
Mientras los representantes de los Estados miembros de la UE debaten la propuesta de Digital Omnibus, los europeos están divididos. Tradicionalmente, algunos dan la voz de alarma, ven el Digital Omnibus como una amenaza para la privacidad y los derechos digitales de los europeos y llegan a cuestionar la legalidad del propio Omnibus.
Por otro lado, en privado, incluso algunos responsables políticos admiten que quizá la propuesta de Digital Omnibus de la Comisión, concebida para ayudar a las empresas europeas, debería haber sido aún más ambiciosa, habida cuenta de la tradición europea de rebajar en exceso las propuestas ambiciosas.
En la UE contamos con un abanico diverso de opiniones que ayuda a equilibrar las decisiones políticas y su efecto en la vida de los europeos. Sin embargo, parece que las empresas europeas han sido demasiado pasivas y poco combativas durante años, lo que ahora las deja frente a una reacción desproporcionada cuando en los Omnibus se plantea un cambio modesto respecto al statu quo.
Por desgracia, muchos europeos hoy están anclados en la fantasía, quieren que las empresas europeas sean más grandes y más fuertes y, por tanto, competitivas a escala global, pero sin cambiar unas normas que las propias compañías consideran el mayor obstáculo para su actividad.
Principales obstáculos para la tecnología europea, no es un problema de Estados Unidos, es europeo
Los críticos intelectualmente deshonestos del Digital Omnibus suelen recurrir a presentarlo como fruto de presiones y del 'lobby' de Estados Unidos. Sin embargo, un verdadero defensor de la competitividad europea, Mario Draghi, ha reclamado en repetidas ocasiones las mismas reformas en las que trabaja ahora la Comisión Europea.
Los problemas más acuciantes para las empresas europeas siguen siendo los mismos, además de la falta de acceso al capital, la fragmentación de las normas en toda la UE, una pesada carga regulatoria, unos elevados costes de cumplimiento y la incertidumbre regulatoria llevan a las compañías a centrarse en cumplir en lugar de escalar y, después, competir a nivel global.
Como señaló Draghi en su discurso de septiembre, simplificar el Reglamento general de protección de datos (RGPD) sigue siendo "una de las demandas más claras" entre las empresas europeas. Además, el RGPD ha "encarecido el coste de los datos en torno a un 20% para las empresas de la UE frente a sus homólogas en Estados Unidos".
Una segunda observación atañe a la Ley de IA. Draghi la calificó explícitamente de "otra fuente de incertidumbre" e instó a aplazar la aplicación de la Ley de IA para los sistemas de alto riesgo "hasta que entendamos mejor sus inconvenientes".
No hay soluciones milagro, el Digital Omnibus es solo un primer paso
El Digital Omnibus es un paso en la buena dirección, al igual que la Estrategia de Unión de Datos de la UE y el inminente Digital Fitness Check, pero ni las empresas europeas ni los responsables políticos deben perder tiempo. Deberían aprovechar al máximo estas intervenciones y, al mismo tiempo, planificar y programar los planes B y C.
Como en todo, el cambio de calado en Europa se produce a través de numerosas iniciativas e intervenciones, y hará falta mucho más para que las empresas europeas tengan oportunidades reales de ganar competitividad.
Esta semana, AI Chamber y un grupo de organizaciones (entre ellas nuestra organización matriz, Consumer Choice Center Europe) que representan a Chequia, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Lituania, Dinamarca, Bulgaria y otros países enviaron una carta al Consejo de la Unión Europea y a los miembros del Parlamento Europeo, instándoles a aprovechar la oportunidad que brinda el Digital Omnibus y a centrarse en otros cambios necesarios para que las empresas europeas sean más competitivas.
La carta expresa un firme respaldo a los esfuerzos de la Comisión Europea con el Digital Omnibus, pero subraya que su alcance podría ser insuficiente. Los firmantes proponen tratar la propuesta de Digital Omnibus como un primer paso, no como una meta final, para ayudar a que las empresas europeas sean más competitivas en el ámbito digital.
La carta pide simplificar la Ley de IA, aplazar su aplicación durante dos años y garantizar que las normas sobre el uso del interés legítimo para el desarrollo de la IA sean claras, coherentes y estén plenamente armonizadas en toda la UE.
Por último, la carta lanza una pulla moderada a quienes defienden la autonomía estratégica europea, pero quieren tenerlo todo, sin introducir cambios significativos que podrían favorecer el crecimiento de las empresas europeas. "No podemos aspirar a una autonomía estratégica genuina si somos incapaces de desarrollar nuestras propias tecnologías fundamentales", se lee.
Este artículo se publicó por primera vez en EU Tech Loop y se ha compartido en 'Euronews' en el marco de un acuerdo con EU Tech Loop.