Las estaciones de esquí europeas esperan poder salvar sus cuentas pese a las nuevas restricciones impuestas. Por ejemplo, los empresarios austriacos del sector confían en reabrir a mediados de diciembre para evitar una temporada en blanco.
PUBLICIDADLas estaciones de esquí austriacas intentaban reponerse al duro golpe a su reputación, sufrido tras conocerse que el complejo de Ischgl fue en marzo, un foco de contagio masivo de turistas, por la inoperancia de las autoridades.
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El sector había adoptado todas las medidas de seguridad para esta temporada, aunque el nuevo cierre de las pistas impuesto por el Gobierno austriaco ha frenado en seco cualquier expectativa, como en Pitztal.
"Yo vengo desde Suiza, hacemos nuestro entrenamiento de otoño aquí en Pitztal. Somos un grupo de veteranos esquiadores suizos que pasamos el invierno compitiendo en las pruebas de la Federación Internacional", ha comentado Christian Gut, un esquiador suizo.
En el Tirol austriaco, uno de cada cuatro empleos depende del turismo y si la temporada no se reanuda, el Producto Interior Bruto (PIB) del país podría perder hasta 1,5 puntos porcentuales.
Los empresarios confían en que el próximo 17 de diciembre puedan reabrir con total normalidad.
"Realmente esperamos que los números (de personas infectadas) se mantengan bajo control tanto como sea posible para que nuestra oferta de esquí sea como antes. Por supuesto, pienso que usar la mascarilla, la distancia entre esquiadores y la desinfección de manos ayudará. El coronavirus está y siempre será un virus difícil de compatibilizar, aunque esto será normal porque el virus no va a desaparecer", ha explicado Anna Griesser, portavoz de la empresa Pitztaler Gletscherbahnen.
Otro inconveniente son las cuarentenas porque muchos turistas aplazan sus viajes, si a su llegada o a su regreso, deben cumplir con un aislamiento obligatorio.