Restaurar casas antiguas para atraer al turismo, eso es lo que hacen los habitantes de Simon, un pueblo del centro de Rumanía en la región de Brasov.
Cada vez más gente quiere experimentar la vida en una casa tradicional en sus días de vacaciones por lo que las casas centenarias se renuevan o incluso se trasladan a zonas más tranquilas y pintorescas. Es justamente, el otro turismo, el que no molesta.
Luminita Cherebetu, propietaria de una de las casas, explica en qué consiste su fguerza de atracción: "Esta tradición específica ofrece a cualquier turista mucha intimidad. Una vez que los turistas cruzan la puerta, pueden sentir toda la intimidad que necesitan, una intimidad romántica y confortable. Si quieren levantarse en pijama y tomar un café, pueden hacerlo en este patio. Si quieren tomar el sol, pasear por el jardín, hacer una barbacoa o hablar en el granero, pueden hacer lo que quieran".
Hacer de cada casa un espacio único
Son muchos los propietarios de casas tradicionales que también son coleccionistas. En su interior exhiben piezas de artesanía como herramientas antiguas, estufas de hierro fundido u objetos antiguos que se utilizaban en la cocina de los abuelos.
En un lugar que parece aislado del mundo, el tiempo también parece haberse detenido. Eso es justamente lo que ofrece un turismo distinto, pausado y sin agobios.