El largo invierno árabe de Túnez y Egipto

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Por Euronews
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Túnez y Egipto, los dos países emblemáticos de la Primavera Árabe parecen seguir un mismo recorrido lleno de turbulencias.

Desde diciembre de 2011 la presidencia de Túnez esta en manos de Moncef Marzouki, una figura laica del Congreso por la República y defensor de los derechos humanos.

En el Cairo es Mohamed Mursi, de la poderosa cofradía de los Hermanos Musulmanes, quien ocupa la presidencia desde junio de 2012.

Los dos países han elegido democráticamente por primera vez a sus dirigentes políticos tras la caída de sus respectivas dictaduras, la de Ben Ali en Túnez y la de Mubarak en Egipto.

Los tunecinos dieron la mayoría de los escaños, el 42%, a los islamistas de Nahda, y pusieron al frente del Gobierno de coalición con los laicos a un miembro de este partido islamista, Hamadi Jebali.

Pero rápidamente, las esperanzas suscitadas por la primavera árabe se vieron defraudadas. El país atraviesa turbulencias cada vez más violentas, instigadas por los grupos salafistas que combaten todo lo que consideran contrario a la charia, la ley islámica que quieren imponer.

El partido en el poder, Nahda, no ha conseguido sacar al país del marasmo económico que originó la caída de Ben Ali y envía a la policía a reprimir violentamente a los manifestantes.

El pasado diciembre aquí en Siliana, 220 personas resultaron heridas.

“Esto sucede en nuestra casa. Este es el paraíso que nos prometió Ennahda, este es vuestro paraíso, gente de Siliana, este es vuestro paraíso, tunecinos… Este es el paraíso de Ennahda.”

El asesinato de Chokri Belaid, un dirigente de la oposición laica, es la gota que colma el vaso de las agresiones contra la “Revolución de Jazmín”, que podría hundir al país en un largo invierno.

Igual que en Egipto, donde desde la elección de Mursi en junio de 2012 con el 51,7% de los votos, el país sigue profundamente dividido.

Sus detractores dieron suelta a su cólera cuando Mursi acumuló por decreto todos los poderes legislativos y ejecutivos en agosto de 2012.

Los manifestantes de la Plaza Tahrir vuelven a movilizarse y la violencia no cesa.
Reprochan a los Hermanos Musulmanes más radicales su infiltración en las fuerzas de seguridad del Estado y en el ejército.

Los abusos contra los opositores y hasta las acusaciones de torturas continuan en el Egipto de Mursi.

Para analizar la situación que vive Túnez después del asesinato del líder del Frente Popular, Chokri Belaid, está con nosotros en Ginebra Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigación del Mundo Árabe y Mediterráneo.

euronews:
¿Cuáles son las consecuencias de este asesinato en la escena política tunecina?

Hasni Abidi:
“Es la primera vez en la historia política de Túnez que una persona es asesinada por sus ideas políticas, sobre todo después de la caída del régimen anterior. La segunda consecuencia es que el asesinato agravará el ambiente de frustración y de división en un momento en que la población tiene muchas expectativas políticas”.

euronews:
El entorno de Belaid ha acusado al principal partido de la coalición gubernamental de estar detrás de este asesinato. ¿En que medida esta formación asume esta responsabilidad?

Hasni Abidi:
“Podemos decir que la gran impotencia que sufre el Gobierno tunecino se debe a la relación turbia y equívoca que reina dentro del movimiento Al Nahda entre las figuras que están en el Gobierno y los representantes de un sector más radical y salafista. Estos últimos han proclamado su intención de asesinar a figuras políticas. Es esta relación ambigua, además de la impotencia del Gobierno, la que ha facilitado un asesinato como este”.

euronews:
¿Lo que pasa hoy en Egipto y Túnez es el resultado del fracaso de los partidos islamistas que han llegado al poder?

Hasni Abidi:
La situación en Túnez se parece mucho a la de Egipto. Observamos un fracaso de los gobiernos y partidos que han salido elegidos. Al mismo tiempo, las otras formaciones políticas no han actuado de manera convincente para conseguir la victoria en las próximas elecciones”.

euronews:
¿Podemos temer en estos dos países un escenario similar al de Argelia en los años 90?

Hasni Abidi:
“Los acontecimientos, las circunstancias y las peculiaridades son diferentes. Pero después de los hechos de octubre de 1988 y de la llegada del Frente Islámico de Salvación y de otros grupos integristas, los asesinatos de personalidades empezaron a multiplicarse, solo porque habían dicho No al oscurantismo. Esa es la razón por la que hay puntos en común con Túnez y Egipto. Pero lo positivo en estos dos países es que pueden aprender de la experiencia argelina, en la medida en que el Gobierno de Argelia cerró entonces los ojos contra los abusos a la población civil, a los partidos políticos y a los intelectuales”.

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