Hungría despliega a más de 1000 policías en la frontera con Serbia tras interceptar a más de 2500 inmigrantes en una sola jornada

No hay barreras ante la desesperación… Hungría ha desplegado a más de mil policías en la frontera con Serbia para intentar contener el intenso flujo de inmigrantes clandestinos procedentes de África y Oriente Medio. La mayoría son refugiados que huyen de países en conflicto como Sudán, Siria, Irak o Afganistán. En la mente de todos, un sueño llamado Europa:
- “Quiero formar parte de un país”, confiesa este ciudadano sirio, “quiero pertenecer a un país, quiero una cultura, una civilización, no es por dinero o por la comida, es por la libertad, la libertad de espíritu, de enseñanza, quiero ser parte del mundo civilizado”.
Hungría es una correosa puerta de entrada a la Unión Europea para la mayoría de los inmigrantes, cuyo destino deseado suele ser Alemania, Austria, Suecia o el Reino Unido. Budapest, que está construyendo una gigantesca valla a lo largo de la frontera, está desbordado:
- “Sé que la Unión Europea lo está intentando todo, pero que podría hacer más”, comenta con amargura este otro ciudadano sirio. “Al menos aquí, en Hungría. Tal vez puedan presionar al gobierno húngaro para que nos deje marchar, sin más. Nadie quiere quedarse en Hungría, se lo puedo asegurar”.
La policía húngara interceptó el martes a más de 2.500 personas, entre ellos 555 menores, por cruzar ilegalmente la frontera desde Serbia. Nunca se había registrado tal flujo de desesperación en una sola jornada. En un gesto de solidaridad aplaudido por la Comisión Europea, Alemania ha renunciado a reenviar a los ciudadanos sirios al país europeo por el que accedieron al espacio Schengen.