Veinte kilómetros de atasco en la autopista que une Austria con Hungría. Viena ha reforzado desde la noche del domingo los controles en la frontera
Veinte kilómetros de atasco en la autopista que une Austria con Hungría. Viena ha reforzado desde la noche del domingo los controles en la frontera de vehículos sospechosos para luchar contra el tráfico de personas.
En pocas horas los agentes han descubierto a unos 200 emigrantes escondidos, y han detenido a al menos cinco traficantes.
Una medida decidida tras el hallazgo la semana pasada en este país de 71 refugiados muertos en el interior de un camión frigorífico abandonado.
Viena asegura que estos registros no interfieren con la libre circulación garantizada en el espacio Schengen.
“Buscamos a traficantes de personas cada vez más brutales y faltos de escrúpulos. Tenemos que luchar contra ellos con medidas más duras”, decía la ministra del Interior Johanna Mikl-Leitner.
Al menos uno de los cuatro trenes que salieron de Budapest en la mañana del lunes llegó ya a Munich, su destino final, después de haber hecho escala en Viena. Dos de ellos estuvieron horas retenidos por las autoridades austríacas junto a la frontera con Hungría por estar sobrecargados de refugiados, sobre todo sirios. Los agentes hicieron bajar a decenas de ellos y los instalaron en otro convoy.
Austria pretende devolver a Hungría a aquellos que ya hayan pedido asilo en ese país, aunque no quieran quedarse allí.