Portugal, la revolución silenciosa

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La calma, y hasta mansedumbre que se les atribuye tradicionalmente a los portugueses se transformó en cólera el 30 de octubre de 2012 con una serie

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La calma, y hasta mansedumbre que se les atribuye tradicionalmente a los portugueses se transformó en cólera el 30 de octubre de 2012 con una serie de protestas desesperadas contra el plan de austeridad draconiano que el Gobierno se disponía a aprobar en el Parlamento.

Para evitar la bancarrota, Portugal se inflingió, por imposición de la Troika, una subida de los impuestos sin precedentes: las cargas fiscales se convirtieron en una de las más elevadas de la UE. Un nuevo Gobierno de centroderecha había tomado las riendas del país tras el fracaso de los socialistas en las elecciones de junio de 2011. Desde entonces, el número de trabajadores que perciben el salario mínimo interprofesional, 505 euros, ha aumentado un 70%. Ahora es uno de cada cinco asalariados. La austeridad ha provocado una inmigración masiva: desde 2011, medio millón de portugueses se han ido del país, que cuenta con 10 millones y medio de habitantes. Para los jóvenes, aunque tengan estudios superiores, no hay más opciones que resignarse o emigrar.

Ana Morgado. Universitaria en paro: “La gente está cada vez más amargada, más desconfiada y más enfadada. Cuando hablo con mis amigos nos preguntamos qué va a pasar cuando las cosas se pongan peor todavía”. Pero aún así, al 60% de los jóvenes entre 15 y 24 años no les interesa la política. La fatalidad parece el sentimiento dominante en la sociedad portuguesa. El calvario económico y social sufrido por la población no ha cambiado el paisaje político, ni se ha traducido en la aparición de nuevos partidos. Según los sondeos, el primer ministro Pedro Passos Coelho podría revalidar su mandato, y los socialistas de Antonio Costa, mantenerse como primer partido de la oposición.

Nuno Pereira, euronews:
Para profundizar sobre este asunto hablamos con Raquel Varela, investigadora del Instituto de Historia Contemporánea de la Nueva Universidad de Lisboa, que responde a nuestras preguntas desde Río de Janeiro. ¿Por qué en Portugal el descontento social no se ha traducido en el surgimiento de un partido como Syriza en Grecia, que tiene un electorado sólido o Podemos en España?

Raquel Varela:
Puedo avanzar cuatro explicaciones: en primer lugar, tenemos una situación de pacto social en el que las familias amortiguan los conflictos sociales que suelen producirse normalmente en fábricas o empresas, en los lugares de trabajo. Es decir, el hecho de que los hijos sigan viviendo en casa de los padres hasta muy mayores garantiza la estabilidad social. Aunque este fenómeno también se ha producido en España, Grecia y otros países del sur de Europa en las tres últimas décadas. Luego está el incremento de los programas de ayuda social. No me refiero al estado de bienestar, porque eso es para todos. Muchos de los pasos que se han dado, como el aumento de la renta mínima de integración, son positivos para gestionar el alto nivel de desempleo y eso amortigua los conflictos sociales. Creo que la gran diferencia es que en Portugal tuvimos un proceso revolucionario tardío del que surgió el Partido Comunista y otros movimientos sociales. El Partido Comunista Portugués desempeña un papel de contención en nuestro régimen democrático-representativo.

euronews:
A finales de 2012, fuimos testigos de escenas de violencia y protestas poco habituales en Portugal. ¿Cree que la revuelta de los portugueses sigue siendo silenciosa y se manifiesta sólo por la abstención, tradicionalmente alta?

Raquel Varela:
Uno de los temas más interesantes de las sociedades europeas en este cambio de siglo es la cuestión de la abstención. Es un fenómeno de crítica institucional, de crítica al hecho de que en realidad, el voto tiene poco alcance real en la vida de las personas. Es el caso cuando las instituciones internacionales, con el acuerdo de las instituciones nacionales, y por tanto, la mayoría de los Parlamentos, deciden una serie de medidas que no someten a votación. Y se puede aplicar también a la Comisión Europea. Todo esto lleva a un desgaste profundo del régimen democrático-representativo, aunque creo que todavía no es un desgaste definitivo. No estamos al borde del colapso del régimen democrático. Lo que los movimientos sociales afirman es que la democracia no puede ser meramente formal. Debe existir una democracia social, económica, un control estratégico de las inversiones de las grandes multinacionales.

euronews:
¿El envejecimiento de la población y la emigración masiva de los jóvenes explican en cierta medida, una cierta resignación, una (ausencia de) ruptura con el poder a nivel nacional y con las instituciones europeas?

Raquel Varela:
Tenemos una o dos generaciones que entraron en la vida adulta a finales de los años 80, en pleno pacto social, y por tanto con una idea de ausencia de conflicto, una idea que la gente no tenía necesidad de organizarse políticamente. El cuestionamiento de los partidos políticos no allanó el terreno a la formación de otros partidos, sino hacia la búsqueda de soluciones individuales.
Gran parte de los parados portugueses dependen de las ayudas a las familias. La emigración es mayor que nunca, igual o hasta superior a la década de los 60, es decir, las respuestas individuales prevalecen sobre las respuestas colectivas.

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