La situación de los refugiados en Indomeni empeora

En febrero, cinco días después de haberse cerrado la frontera entre la Antigua República Yugoslava de Macedonia y Grecia, en Indomeni, la tensión aumentaba.
Los inmigrantes se sentían frustrados por no poder seguir su camino hacia el norte de Europa a través de los Balcanes y forzaron la alambrada.
Este fue el primer incidente grave.
En ese enorme e improvisado campo de refugiados que se creó viven más de 11.000 personas.
Su único abrigo son las tiendas de campaña que instalaron entre el barro.
Después bloquearon las vías del tren que une Grecia con Macedonia.
Las condiciones de vida son cada vez peores, asegura Liene Veide, miembro de ACNUR:
“Indomeni no es un campo de refugiados que cumple con las normas humanitarias, no se cubren todas las necesidades, no hay servicios y no está organizado. No es sólo una cosa, es en general: la salubridad, el agua, la comida, la sanidad, la privacidad…”
Después de correrse un rumor y de estar hartos de vivir en condiciones infrahumanas, el 14 de marzo muchos cruzaron un río peligroso para llegar hasta Macedonia.
Pero la aventura duró poco… La policía macedonia, los envió de nuevo a Indomeni.
Unos días más tarde, el 20 de marzo, entra en vigor el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía en el que se decide deportar a todas las personas que hubieran llegado a Grecia después de esta fecha.
Pero en Indomeni nadie quería marcharse.
El 25 de marzo sólo algunas familias aceptaron ir a centros de acogida oficiales, creados por el Gobierno heleno.
Sólo se llenaron 4 de los 20 autobuses que se desplazaron al campamento fronterizo.
El Gobierno griego, desbordado.
Estas eran las palabras del ministro de Inmigración Yannis Mouzalas:
“La desgraciada situación en El Pireo y en Indomeni se acabará pero llevará tiempo. El Gobierno tiene que organizarlo pero se llevará a cabo.¿Quieren o no quieren policía antidisturbios? No. ¿Tampoco quieren que se echen gases lacrimógenos entre los niños no? No. Por eso necesitamos tiempo y organización”.