Apodado “el castigador”, sus métodos para luchar contra la criminalidad y las drogas han sido muy criticados por las organizaciones de derechos humanos.
Apodado “el castigador”, sus métodos para luchar contra la criminalidad y las drogas han sido muy criticados por las organizaciones de derechos humanos. Sin embargo, fueron también los que le llevaron a cosechar una aplastante victoria en los comicios del nueve de mayo, ya que son dos de los principales problemas del país para los ciudadanos.
Duterte ha dicho que reimplantará la pena de muerte en Filipinas, que fue abolida en el país hace diez años:
WATCH: Inauguration highlights. Read full story here: https://t.co/L2MGtINq6ghttps://t.co/uzjaTe7ERu
— Rappler (@rapplerdotcom) 30 de junio de 2016
“Sé que hay algunos que no aprueban mis métodos para luchar contra la criminalidad, la venta y uso de drogas ilegales y la corrupción. Dicen que mis métodos son poco ortodoxos y rayan en la ilegalidad”:
Duterte, de 71 años, sustituye en la presidencia a Benigno Aquino.
#PresidentDuterte with his predecessor, Benigno Aquino III.
Photo courtesy of Malacañang Photographers Division. pic.twitter.com/VFeKVzYfWP
— Rappler (@rapplerdotcom) 30 de junho de 2016
Fue alcalde de Davao durante varios periodos de tiempo, ciudad en la que logró reducir la criminalidad. Las organizaciones de derechos humanos le acusan de organizar los escuadrones de la muerte en Davao, que mataron a más mil personas.
Su promesa electoral es erradicar la delincuencia y los estupefacientes en Filipinas en un plazo de seis meses. Para conseguirlo ha dado carta blanca a la policía, e incluso a civiles, para matar a cualquiera que cometa un crimen relacionado con las drogas.