Las imágenes queman en los ojos de muchos australianos desde que fueron difundidas el pasado lunes en un programa de televisión.
Las imágenes queman en los ojos de muchos australianos desde que fueron difundidas el pasado lunes en un programa de televisión. Fueron grabadas por las cámaras de seguridad y por los empleados de un reformatorio del norte del país y muestran escenas que bien podrían haberse producido en Guantánamo: entre los maltratos y torturas sufridos por jóvenes ingresados en el establecimiento, la abrumadora mayoría aborígenes, se puede ver a un adolescente con el cuello atado al respaldo de una silla y la cabeza cubierta por una capucha, también como los guardias utilizan gases lacrimógenos en las celdas de menores, o como los lanzan al aire sin contemplaciones para introducirlos en ellas.
Tras contemplarlas, el primer ministro australiano, Malcom Turnbull, ha ordenado abrir una investigación de forma inmediata: “estas investigaciones son más eficaces cuando sus términos están claramente definidos, se realizan a fondo y se elabora un informe”, explicaba. “Otras duran más tiempo, como las comisiones reales que se prolongan durante años y años, y según mi experiencia, son decepcionantes”.
Los aborígenes, que representan poco más del 2% de la población australiana, han sido víctimas de maltrato, expolio y discriminación desde hace siglos. La investigación determinará, “si sufren estas prácticas de tortura en los distintos centros de detención de todo el Territorio Norte”.