Los agricultores marroquíes se adaptan a las consecuencias del cambio climático

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Por Euronews
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La escasez de lluvia amenaza desde hace décadas la actividad de los agricultores.

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La escasez de lluvia amenaza desde hace décadas la actividad de los agricultores. Pero nuevas iniciativas intentan ayudar a este sector a resistir y a adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

Uno de esos proyectos se lleva a cabo en la provincia montañosa de Al Haouz, en Marruecos. El gobierno de Rabat financia nuevos sistemas de riego por goteo para aprovechar mejor la poca agua de la que disponen los agricultores.

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola también los ayuda a diversificar sus productos de manera sostenible.

“Hemos vivido tiempos muy difíciles. Antes utilizábamos el agua del río Saquia. Era un proceso complicado porque nos llevaba mucho tiempo conseguir el agua, no había mucha y además era cara. Desde que disponemos de un pozo, todo va mejor. Gracias a los olivos que crecen podemos tener una fuente de ingresos. También ganamos dinero gracias a las habas y a los guisantes. Pero, como digo, antes del año 2000 nuestra vida era muy difícil por las consecuencias negativas de las sequías”, asegura Abdeslam Batrah, agricultor.

En zonas como ésta el gobierno ha sumado sus esfuerzos a los de varias organizaciones internacionales no solo para crear nuevos sistemas de regadío sino también para frenar la erosión del suelo.

En la provincia de Al Haouz empiezan a verse los resultados de este proyecto.

Aquí las lluvias torrenciales han creado barrancos destruyendo la vegetación y arrastrando la tierra hacia el valle.

Para proteger este suelo, se han plantado miles de árboles en la ladera de la montaña.

“Era muy importante poner en marcha este proyecto porque las lluvias torrenciales acababan con el suelo. Para estabilizarlo hemos plantado árboles frutales. Nuestra actividad en esta zona se centra en el desarrollo de la agricultura pero también en la conservación del suelo gracias a estos árboles plantados en terrazas”, explica Abdeslem El Fouzi, inspector gubernamental del proyecto.

Con más del 60% de la población marroquí residiendo hoy en día en zonas urbanas, otro desafío del gobierno era ofrecer incentivos para que la gente siguiese viviendo en áreas rurales.

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola lleva a cabo en esta provincia varios proyectos para que los agricultores puedan crear sus propias cooperativas. Cooperativas en las que también se crean puestos de trabajo.

Los beneficios sociales son enormes.

“Cuando la nueva agricultura llegó a esta región, los avances tecnológicos facilitaron enormemente la producción de aceite. Se mejoró el proceso de extracción del aceite y las ventas en el mercado aumentaron considerablemente. Los beneficios para las mujeres de las zonas rurales son enormes. Ahora tienen su propia fuente de ingresos, no tienen que esperar a que sus maridos les den dinero. Ahora ya no necesitan ayuda a la hora de comprar un medicamento para sus hijos o para pagar la escuela. Ahora las mujeres también llevan dinero en el bolsillo”, dice Najia El Ghouet, presidenta de una cooperativa femenina.

La cumbre del clima de Marrakech concluyó el pasado viernes con la aprobación de un documento que da los primeros pasos en la redacción de un conjunto de reglas que regirán el Acuerdo de París y que deberá estar concluido en 2018, dos años antes de que el pacto empiece a funcionar.

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