Tenía siete años y se llamaba Yamila.
Tenía siete años y se llamaba Yamila. Sufría desnutrición desde hace meses y, a pesar del esfuerzo de sus padres, sucumbió hace unos días en el hospital. Su desgracia, la de su familia, encarna el drama que sufre el pueblo yemení tras dos años de guerra civil que han dejado a dieciocho millones de personas a merced de la ayuda internacional.
- “Estaba muy enferma”, cuenta Amal Ibrahim, madre de Yamila. “Nadie nos ayudó. No teníamos dinero para el tratamiento. Vendimos los muebles, las ovejas, todo. Quería una vida sana para Jamila, pero no pudimos dársela”.
Tras pasar cinco días en el Yemen, el secretario general del Consejo Noruego para Refugiados, Jan Egeland, ha querido sacudir las conciencias de la comunidad internacional:
- “Medio millón de niños sufren ahora desnutrición aguda severa. Es un eufemismo, porque están al borde de la muerte por inanición. Son medio millón y ese número va en aumento. No se trata solo de ciertos brotes en el país. Está pasando en el norte, pasa en el oeste, en el este y en el sur”.
Egeland teme que se produzca un ataque en el puerto de Hodeida, el principal punto de abastecimiento de la ayuda internacional. Las consecuencias serían nefastas para los diez millones de yemeníes que, según la ONU, sufren actualmente una fase severa de inseguridad alimentaria.