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Los periodistas mexicanos lanzan un grito de socorro. En la plaza del Zócalo de Ciudad de México, enfrente del Palacio Nacional, han escrito con letras gigantes “SOS PRENSA”.
Esta misma semana se encontraba el cadáver de Salvador Adame, el octavo periodistas asesinado en lo que va de año en el país. Los profesionales de la prensa se sienten desprotegidos ante las amenazas de narcos y grupos armados a lo que se suma un presunto espionaje de sus comunicaciones por parte del Gobierno mexicano, que está siendo investigado.
“Tenemos muchos casos de periodistas que han tenido que salir del país, que no se sienten seguros, y realmente el panorama sigue siendo oscuro, no tenemos ninguna respuesta, no tenemos seguridad para trabajar. Las condiciones de trabajo que tenemos los periodistas en México, desde sueldo a condiciones de protección física, son inauditas. Entonces, es lo que nosotros estamos exigiendo”, dice la periodista Ana Lucía Altamirano.
Familiares y compañeros de Salvador Adame se manifestaron esta semana, tras encontrarse el cuerpo calcinado del periodista debajo de un puente en el estado de Michoacán, más de un mes después de su secuestro por un grupo de hombres armados.
Pero la gota que colmó el vaso de la paciencia del sector fue el asesino el pasado 15 de mayor de Javier Valdez, un periodista famoso por su trabajo contra el narcotráfico. Le acribillaron a balazos a plena luz del día en Culiacán. El presidente Enrique Peña Nieto anunció medidas de protección para la prensa que aún no se dejan sentir