Este jueves se celebró una pequeña ceremonia en homenaje a las víctimas de los atentados de Cataluña en la mezquita de Rubí, a las afueras de Barcelona. Allí vivía Xavi Martinez, de tres años de edad, hasta que el atentado de las Ramblas le segó la vida cuando paseaba con su familia.
Sus padres, quisieron asistir a la ceremonia y no solo eso, se han fundido en un emocionante abrazo con el imán de la mezquita Driss Salym.
En una entrevista previa con El Periódico de Cataluña, Javier Martínez había declarado “necesitar darle un abrazo a un musulmán. Que esa gente no tenga miedo. Necesito hacerlo”. Dicho y hecho.
Ninguno de los tres pudo contener las lágrimas. Martínez ha dicho incluso comprender “el dolor de las familias de los terroristas”. Y espera que la muerte de su hijo “sirva para algo”.