Los extremos se tocan en la Casa Blanca. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha recibido con la mejor de sus sonrisas al primer ministro griego, el izquierdista Alexis Tsipras. A pesar de que a ambos les separa un abismo ideológico, los dos han hecho esfuerzos en destacar lo que les une: la democracia. Tsipras ha recordado que nació en Grecia y que Estados Unidos sigue la tradición.
Al ser preguntado sobre unas declaraciones que hizo el año pasado afirmando que Trump representaba una corriente malvada de ideas políticas, el primer ministro griego rectificó: “tenemos valores comunes”. Más tarde, en la rueda de prensa conjunta, Trump mostró su apoyo a la política de austeridad que está llevando a cabo el Gobierno griego:
- “He alentado al primer ministro en su continua implementación de reformas del programa de reformas y le he reafirmado nuestro profundo apoyo a un plan responsable de alivio de la deuda. Una Grecia fuerte y floreciente brinda una inmensa oportunidad para la inversión comercial estadounidense y la creación de empleo”, decía Trump.
- “Está claro que nuestra cooperación estratégica con Estados Unidos es más importante que nunca. Esperamos atraer importantes inversiones estadounidenses y un apoyo más sustancial de Estados Unidos en nuestro esfuerzo por salir de esta terrible crisis”, replicaba Tsipras.
Entre bambalinas, ambas delegaciones han discutido de asuntos económicos, políticos y militares.